Estamos próximos a la llegada del 14 de febrero y, con él, las demostraciones de amor y cariño se multiplican exponencialmente en el marco del día de San Valentín. Muchas son las críticas hacia este tipo de celebraciones por la creencia de los fines comerciales que conllevan, sin embargo, terminan por desvalorizar el origen de un verdadero acto heroico.
El motivo que da origen a la celebración de San Valentín como el “Día de los enamorados” tiene que ver con rememorar la festividad de origen cristiano y conmemorar las buenas obras realizadas por San Valentín de Roma, en su mayoría relacionadas con el concepto universal del amor y la afectividad.
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Valentín fue un sacerdote que, durante el siglo III en Roma, celebraba en secreto matrimonios a jóvenes enamorados. Aquella acción provocó su sentencia a muerte el día 14 de febrero del año 270, ya que la iniciativa desobedecía a la orden del emperador Claudio II, que había decidido prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, considerando que los solteros sin familia eran mejores soldados, al tener menos ataduras y vínculos sentimentales.
No es, acaso, que durante el resto del año el sentimiento no sea el mismo: más bien, la tradición adoptada por diferentes países y culturas indica que durante este día del calendario es oportuno recordar el afecto hacia las personas que más queremos. ‘El corazón sobre todo’ dice una canción de Estelares, tal como manifestó Valentín hace cientos de años.
¿Cómo nace la tradición de regalar flores en San Valentín?
Según cuenta el mito sobre este Santo, cuando Valentín es descubierto, ordenan apresarlo y llevarlo a prisión. Allí, uno de los guardias que circulaba por el mismo lugar donde estaba -y que había ya escuchado de su predilección por los jóvenes-, lo desafía a curar a su hija de la ceguera que padecía.
San Valentín conseguiría obrar el milagro y, además de que el guardia y su familia se convirtieran al cristianismo en señal de agradecimiento, la hija del guardia decidió plantar un almendro de flores rosas como símbolo de amor y de amistad. De allí que, uno de los regalos más famosos para la celebración de esta fecha sean las flores.
¿Cuáles son las más populares y cuáles deben evitarse?
Las flores han ganado miles de adeptos a la hora de honrar este día y agasajar a nuestras personas más especiales. Particularmente, las rosas rojas se han ganado el protagonismo absoluto. Basta tenerlas en mano o apreciarlas en cualquier tarjeta de San Valentín.
La razón de esta elección se debe principalmente a que el significado de la flor en sí representa en gran parte los mismos valores que el almendro plantado por la muchacha en Roma. Según explican desde una popular florería en Buenos Aires, la rosa denota amor y amistad, aunque es cierto que se trata de dos significados que varían según el color que se elija de la misma.
Como ser, podríamos decir que las rosas rojas también simbolizan la pasión, por lo que es común obsequiarlas cuando se trata de una relación amorosa, ya sea formalizada o no. El color rojo es un común denominador en quienes buscan flores para su amado o amada: en esta variedad también se eligen ramos de tulipanes, claveles o crisantemos.
Otras flores que suelen ser también sugeridas a la hora de celebrar San Valentín son las orquídeas, ligadas a la belleza y la seducción. Tal como ocurre con las rosas, según el color de sus flores podrían expresar significados distintos: los especialistas dicen que si es blanca simboliza amor puro y eternidad, si es rosa expresa seducción y sensualidad y si es azul representará la calma.
Si de expresar sentimientos con flores se trata, una buena alternativa es regalar un ramo de camelias. Esta flor lleva su significado en su propio nombre y, a la vez, comprende una promesa de cariño: en el lenguaje de las flores significa “Te querré siempre”.
Para quienes quieran dar un mensaje aún más armonioso, podrían escoger un ramo de begonias para agasajar a su pareja: el significado de esta flor es el de paciencia. Según dicen, regalar begonias es una demostración de que la persona está dispuesta a esperar, o que tiene la capacidad de seguir adelante, acompañando con calma en las circunstancias que se deban soportar.
En cuanto a flores que deben evitarse, así como uno puede dar a entender hermosos mensajes a través de una flor, también podría expresar lo contrario: es decir, sentimientos poco claros o hasta intenciones negativas. Como ser, según dicen, la flor de crisantemo en color naranja indicaría que el amor en cuestión es frágil y durará poco. La rosa de color amarillo refleja que quien las regala tiene celos o ha cometido una infidelidad.
Si bien la flor de narciso es muy bonita estéticamente, según la mitología y tal como su nombre lo indica, hace referencia a egoísmo y vanidad, tanto así que como regalo podría demostrar más bien formalidad y falsedad acerca del amor en cuestión.
Y ni hablar si se trata de flores cuyo contexto poco tienen que ver con la celebración de un amor: la recomendación principal es evitar flores de color negro y plantas aromáticas, que poco empatizan con la ocasión.
Priorizando y reivindicando el significado de la celebración del 14 de febrero como evento revolucionario en materia de amor, regalar flores en San Valentín siempre será una demostración de cariño, interés y hasta protección, cualquiera sea la elección en torno a los tipos y tamaños de las mismas.
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