En el corazón de la ciudad de Buenos Aires, un símbolo nacional como el Obelisco se prepara para vivir una nueva etapa. A 89 años de su inauguración, el monumento más emblemático del país tendrá, por primera vez, un ascensor que permitirá subir hasta su cima en apenas un minuto.
Pero lo verdaderamente notable de esta renovación no está solo en el ascensor en sí, sino en su origen: fue diseñado, fabricado y montado por una empresa de Laferrere, partido de La Matanza, en el conurbano.
Un ascensor con ADN bonaerense
La firma Ascensores Servas S.A., con más de 60 años de historia y una reconocida trayectoria en el desarrollo de tecnología aplicada a monumentos históricos, fue la encargada de ejecutar esta compleja obra.
La compañía, que ya trabajó en espacios patrimoniales en todo el país, demostró una vez más que la capacidad técnica y la innovación no son patrimonio exclusivo de las grandes capitales, sino que florecen en los márgenes habitualmente relegados del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Del taller al monumento
La intervención tuvo un costo de $188.890.400 y fue ejecutada por mano de obra calificada proveniente de la provincia de Buenos Aires. Todo el sistema —desde la cabina hasta las guías, la motorización y la estructura metálica— fue construido en los talleres de Laferrere, luego desarmado y trasladado al centro porteño, donde se rearmó pieza por pieza dentro del limitado espacio interno del monumento.
El diseño incluyó una estructura reticular anclada a las paredes del Obelisco que permitió instalar un moderno ascensor panorámico con motor Gearless y sin sala de máquinas, tecnología de última generación también desarrollada en territorio bonaerense.
El ascensor puede transportar hasta 4 personas o 300 kilos de carga útil, y sus paredes transparentes permiten apreciar la estructura interna del Obelisco durante el ascenso.
El trayecto, que anteriormente implicaba una subida fatigosa de 206 escalones, ahora se completa en tan solo 60 segundos. La experiencia será potenciada por una nueva museografía y una propuesta turística integral que incluirá la posibilidad de observar el paso del subte D a través de una cubierta de vidrio instalada en la base del monumento.
Conurbano e historia nacional
La empresa bonaerense no solo estuvo a la altura del desafío técnico que implicaba trabajar dentro de un Monumento Histórico Nacional, sino que también fue clave para concretar un sueño postergado desde 1936.
Ya en la concepción original del arquitecto Alberto Prebisch, se contemplaba la instalación de un ascensor interno, como quedó documentado en una carta del entonces intendente Mariano de Vedia y Mitre. Sin embargo, recién en 2022 comenzó a materializarse el proyecto, hasta que en septiembre de 2023 se iniciaron las obras definitivas.
Este proyecto es también una muestra palpable de la integración funcional del AMBA más allá de sus fronteras administrativas.
Lejos del estigma, cerca del progreso
El mismo conurbano que suele ser retratado en los medios desde el estigma y el prejuicio, resulta central en la puesta en valor del ícono más representativo de la capital nacional.
No es la primera vez que Ascensores Servas interviene en este tipo de obras: ya equipó edificios históricos y espacios culturales en distintas provincias, llevando la impronta de la industria bonaerense a todo el país.
El ascensor del Obelisco además de ser una novedad tecnológica y un nuevo atractivo turístico, es un símbolo de una lógica interconectada, donde los saberes industriales del conurbano se proyectan hacia el corazón de Buenos Aires y reafirman que no hay centro sin periferia, ni monumento sin trabajadores que lo hagan posible.
En cada soldadura, en cada riel y en cada paso de esta obra, late el pulso invisible pero vital del Gran Buenos Aires.

