El partido comenzó muy friccionado, con poco juego. Cetré tuvo la más clara de la primera mitad con un remate de media distancia donde intentó sorprender como lo hizo ante Rosario Central en el Gigante de Arroyito. Se tornó muy cortado, disputado y no tuvo un dominador claro durante los primeros 45 minutos.
El encuentro cayó en una meseta. En parte por el cansancio y el desgaste que arrastra el plantel de Estudiantes a esta altura del año, y también por la falta de ritmo y juego de Platense, que no jugaba desde el 17 de noviembre, cuando cayó 3-0 ante Gimnasia por la fecha 16 del torneo Clausura.
Aún así, la charla en el entretiempo surgió mejor efecto en el Calamar, ya que en los primeros minutos del complemento se llevó puesto al equipo de Eduardo Domínguez. Como con una inyección anímica, los dirigidos por Walter Zunino salieron a presionar y buscar la ventaja con mayor convicción. El Pincha salió adormecido y Zapiola aprovechó.

Estudiantes sintió el sacudón, rápidamente reactivó y se metió en el partido, volcando la cancha a su favor gracias a los cambios ofensivos que propuso Domínguez. Y así, como en Santiago del Estero, llegó al gol del empate de Alario y le ahogó el festejo a su rival.
Pero esta vez no estiró el desenlace. No hicieron falta 30 minutos extras ni penales. El Pipa volvió a aparecer para dar vuelta el partido y hacer delirar a toda la tribuna pincharrata, que festejó un nuevo campeonato. Estudiantes retuvo el Trofeo de Campeones, sumó su quinta estrella con Domínguez y continúa en lo más alto del fútbol argentino.

