La pasión es así. Puede ser un 20 de diciembre a la tarde con clima de pileta. Un sábado libre. Pero el fútbol atrapa, atrae. Por eso, en San Nicolás hubo presencia en masa de la gente de Estudiantes: con las 15 mil localidades vendidas, el estadio que fue sede del Trofeo de Campeones se colmó con un ambiente digno de la final programada ante Platense.
Trapos, bengalas de humo, sonrisas, gafas de sol. Y aliento. Mucho. Porque EDLP tuvo a sus embajadores del sentimiento en el Norte de la Provincia de Buenos Aires. Donde se cantó por el equipo de Eduardo Domínguez, por el campeón del Clausura.
“Dale campeón, dale campeón…”. La fiesta no termina. Sigue. Sólo se muda de sedes. De Santiago del Estero a La Plata, y un ratito después a San Nicolás. Para honrar en el calentamiento y en el durante a los futbolistas que hace una semana lograban ganarle a Racing por penales en el Madre de Ciudades.

El cantito contra Tapia
Pero también los hits de tablón apuntaron contra la AFA: aunque el título fue detonante de la alegría, nadie olvida los cruces entre Sebastián Verón -el presidente estuvo en una de las tribunas entre los hinchas-, Claudio Tapia y Pablo Toviggino, especialmente post “espaldazo” en el Gigante de Arroyito.
Y por eso, desde las tribunas se escuchó el “Chiqui Tapia, b…”. Hit que se ha transformado en ítem ineludible en la partitura de los hinchas de Estudiantes en este último tiempo. Fue momentáneo, pues la prioridad -está claro- era otra: empujar desde afuera para que los futbolistas, en el último partido de una temporada cambiante, pudieran lograr lo soñado. Otra estrella.


