Gabriel Katopodis, ministro de Infraestructura y electo senador por la Primera Sección en las elecciones de septiembre, debía incorporarse a la Cámara Alta pero su rol en el gabinete abrió una discusión interna que terminó en una ingeniería política de alto impacto. Lejos de ser un simple trámite administrativo, la asunción del funcionario se convirtió en una pieza más dentro del rompecabezas legislativo y judicial que el Gobierno busca ordenar de cara a un nuevo período.
Katopodis había evitado dar definiciones tajantes en las últimas semanas. Cuando le consultaron si ocuparía la banca, respondió que la decisión dependería de la planificación del gobernador Axel Kicillof. Esa frase, que parecía protocolar, escondía un dato de fondo: Kicillof considera al ministro uno de sus pilares más relevantes en tiempos de recorte nacional y negociación compleja con la oposición. Es más, fue un artífice fundamental en la rosca para que salga la Ley de Financiamiento.
La gestión del endeudamiento terminó de exponer su centralidad. Tanto Katopodis como Mariano Cascallares fueron las dos figuras que aportaron volumen político para avanzar en el acuerdo que destrabó el financiamiento provincial. Sin su presencia, reconocen en Gobernación, la pulseada legislativa habría sido más difícil y más lenta, justo cuando la administración bonaerense necesita mover recursos con rapidez. Algunos dieron el ejemplo de las gestiones que se encararon el año pasado con distintos funcionarios y pésimo resultado.
En ese contexto, Kicillof quiere sostenerlo en el gabinete. La solución, sin embargo, debía contemplar el aspecto político, el institucional y la voluntad del electorado que lo eligió como senador. Por eso se diseñó un mecanismo que busca equilibrar todas las necesidades sin resignar poder.
UNA ASUNCIÓN SIMBÓLICA Y UNA LICENCIA ESTRATÉGICA
La fórmula acordada establece que Katopodis asumirá formalmente como senador, cumpliendo con el mandato surgido de las urnas, pero pedirá licencia de inmediato para continuar al frente del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos. La decisión fue impulsada directamente por el gobernador, quien lo considera imprescindible en una etapa donde se profundizan los recortes nacionales y escasea la obra pública financiada por Nación, además de su buena relación con los intendentes.
Con su licencia, la banca quedará en manos de Roxana López, dirigente de La Cámpora. Su ingreso reconfigura el escenario interno del peronismo en el Senado, al tiempo que habilita al espacio camporista a sumar un escaño en una Cámara Alta donde cada voto tiene peso propio.
EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA EN MODO CLAVE
La presencia de López adquiere una relevancia adicional por su impacto en la representación del Consejo de la Magistratura bonaerense. La Ley 11.868 establecía hasta ahora que los legisladores designados para ese organismo debían contar con título de abogado, un requisito que ella no cumple. Esa condición encendió alarmas en el oficialismo, que veía peligrar una posición clave dentro de un ámbito donde se definen nombramientos y sanciones a jueces.
El problema, sin embargo, encontró una solución inesperada. Durante la discusión legislativa por el endeudamiento, se incorporó una modificación técnica pero determinante: se eliminó una frase del artículo 6 de la norma que rige el funcionamiento del Consejo de la Magistratura. Ese cambio, aparentemente menor, habilita la continuidad de los suplentes aun cuando vence el mandato de los titulares. En términos prácticos, el oficialismo puede mantener a su cuarto representante sin que el requisito del título universitario afecte la designación.
Así, la operación que comenzó como una definición sobre el futuro de Katopodis terminó reordenando el mapa político y jurídico de la Provincia. Kicillof retiene a uno de sus funcionarios más eficaces, La Cámpora amplía su representación y el Gobierno evita perder influencia en un organismo clave para el sistema judicial bonaerense.
Además, la modificación introducida en la normativa habilita que los suplentes designados —Walter Torchio y Sofía Vanelli— puedan incorporarse al Consejo de la Magistratura sin quedar atados al recambio parlamentario. Este ajuste técnico termina de despejar el escenario: el oficialismo conservará su representación en el organismo judicial aun sin la presencia directa de Katopodis en la Cámara Alta. En consecuencia, el ministro podrá asumir su banca, solicitar la licencia correspondiente y continuar en el gabinete sin alterar la correlación de fuerzas en el cuerpo encargado de intervenir en la selección y el control de jueces y fiscales.

