El Senado bonaerense vivió un debate en torno al triple femicidio de Brenda Loreley del Castillo, Morena Berri y Lara Morena Gutiérrez, ocurrido en Florencio Varela. El hecho fue abordado desde miradas contrapuestas en la sesión de este jueves: por un lado, senadoras de Unión por la Patria, como Laura Clarck y Sofía Vanelli, que lo definieron como un femicidio atravesado por la violencia de género y el sistema patriarcal; por el otro, senadores y hasta la ahora libertaria Florencia Arietto, que lo interpretaron como un homicidio narco sin vínculo con cuestiones de género.
La senadora de Unión por la Patria, Laura Clarck, abrió el debate con un discurso cargado de contenido feminista. “Nombrarlas es un acto de amor y de justicia”, expresó sobre las tres víctimas, al tiempo que sostuvo que lo ocurrido “es el desenlace atroz del sistema patriarcal que día a día excluye y violenta vidas y cuerpos”. Para Clarck, autora del proyecto, no se trata de un hecho aislado, sino del resultado de precariedades estructurales como la pobreza, la falta de oportunidades y la ausencia de un Estado presente. La legisladora también apuntó contra el modelo de masculinidad promovido por el Gobierno nacional, al recordar que incluso se ha planteado la eliminación de la figura de femicidio del Código Penal.
Sin embargo, desde el bloque opositor, las miradas fueron diferentes. El senador del PRO Christian Gribaudo se mostró en contra de conceptualizar el crimen como femicidio. “Nos duele, pero esto no es hombres contra mujeres, no es un sistema de opresión a la mujer”, señaló, y enmarcó el hecho en el avance del narcotráfico, la pérdida de oportunidades y la degradación social. En su visión, el problema central no es de género, sino de crimen organizado y narcotráfico.
La postura de Gribaudo fue acompañada por el senador de Unión por la Patria Sergio Berni, quien apeló al artículo 80 del Código Penal para reforzar su postura. “La figura del femicidio se aplica cuando el crimen se produce por la condición de género, que no es el caso”, remarcó. Con ese argumento, coincidió con Gribaudo en que se trató de un narco-homicidio y advirtió sobre el riesgo de desvirtuar la figura legal del femicidio.
En la misma línea se expresaron Carlos Kikuchi, de Unión y Libertad, y Florencia Arietto, de La Libertad Avanza. Kikuchi sostuvo que las jóvenes “podrían haber sido chicos” y que el asesinato fue un castigo mafioso por parte de un jefe narco. Arietto, por su parte, lo definió como un crimen de “corte narco” y cargó contra el kirchnerismo al señalar que la víctima de 15 años era “hija de la década ganada”, exigiendo acuerdos políticos para enfrentar el narcotráfico.
Cerró el debate la senadora del Frente Renovador Sofía Vanelli subrayó la necesidad de reconocer el agravante de violencia de género. Con referencias directas al artículo 80 del Código Penal, sostuvo: “¿Tanto problema hay para entender que esto fue un femicidio? ¿De verdad cuesta reconocer que estas jóvenes se nos van también por ser mujeres?”. Para Vanelli, la discusión en la Cámara no debería girar en torno a negar la carátula, sino a empujar para que se haga justicia.
El contrapunto dejó expuestas dos formas de leer la violencia extrema que atraviesa a las mujeres en la provincia. Para las senadoras feministas, el femicidio no puede desvincularse del patriarcado, la exclusión y las masculinidades violentas. Para los senadores que se expresaron en contra, el foco está puesto en la trama del narcotráfico y en la necesidad de políticas de seguridad.