El jefe de la Unión Industrial Argentina, José Ignacio De Mendiguren, reconoció hoy que “nadie toma en cuenta el porcentaje” de inflación oficial que mide el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) a la hora de las negociaciones salariales.
“Digo lo que es público, no hace falta que yo lo diga. Si usted ve que lo que se están haciendo son todos los ajustes sobre otras cifras, o las mismas provincias están publicando otras cifras, o cuando se negocian aumentos, o el tema salarial, se ve que nadie toma en cuenta esos porcentajes (del Indec)”, alegó.
En declaraciones a radio Mitre, De Mendiguren destacó que “el mismo sector sindical lo que plantea es que ellos reclaman en función del changuito del supermercado”.
“Está claro que las posiciones que se toman cuando uno pide 41 por ciento, o pide el 35 por ciento, está tomando en cuenta otras cosas, porque sino sería la recomposición salarial más importante que uno haya conocido”, razonó.
Al respecto, advirtió que “cuando uno no tiene claro los índices que se publican, lo que se logra en el largo plazo es el efecto contrario al que se busca”.
“Los sindicalistas dicen yo me guío por el supermercado, el que fija un costo al no conocer y tener precisión se cubre y pone un poco más. Conclusión, el no conocimiento claro de una cifra hace que todo el mundo por las dudas se cubra y termine fomentando más expectativas negativas sobre los aumentos”, evaluó.
Pese a la intensa pulseada entre empresario y sindicalistas en la última reunión del Consejo del Salario, que fijó el nuevo piso salarial en 2.300 pesos mensuales, el industrial remarcó que lo “positivo” es que hace ochos años que se concreta la convocatoria de ese órgano.
“Yo no me asusto de una discusión cuando alguien pide 41 por ciento (de aumento), y otro ofrece 19, y se negocian 25. Esto es lo que pasa cada vez que uno convoca, lo importante es que estamos convocándola”, enfatizó.
Para De Mendiguren, el reclamo conjunto de la CGT y la CTA de un aumento del salario mínimo, vital y móvil de 41 por ciento era una cifra que no correspondía “a ningún parámetro de los cuales se viene negociando el tema salarial”.
“Nos pareció que era muy difícil de poder otorgar”, justificó.
“Digo lo que es público, no hace falta que yo lo diga. Si usted ve que lo que se están haciendo son todos los ajustes sobre otras cifras, o las mismas provincias están publicando otras cifras, o cuando se negocian aumentos, o el tema salarial, se ve que nadie toma en cuenta esos porcentajes (del Indec)”, alegó.
En declaraciones a radio Mitre, De Mendiguren destacó que “el mismo sector sindical lo que plantea es que ellos reclaman en función del changuito del supermercado”.
“Está claro que las posiciones que se toman cuando uno pide 41 por ciento, o pide el 35 por ciento, está tomando en cuenta otras cosas, porque sino sería la recomposición salarial más importante que uno haya conocido”, razonó.
Al respecto, advirtió que “cuando uno no tiene claro los índices que se publican, lo que se logra en el largo plazo es el efecto contrario al que se busca”.
“Los sindicalistas dicen yo me guío por el supermercado, el que fija un costo al no conocer y tener precisión se cubre y pone un poco más. Conclusión, el no conocimiento claro de una cifra hace que todo el mundo por las dudas se cubra y termine fomentando más expectativas negativas sobre los aumentos”, evaluó.
Pese a la intensa pulseada entre empresario y sindicalistas en la última reunión del Consejo del Salario, que fijó el nuevo piso salarial en 2.300 pesos mensuales, el industrial remarcó que lo “positivo” es que hace ochos años que se concreta la convocatoria de ese órgano.
“Yo no me asusto de una discusión cuando alguien pide 41 por ciento (de aumento), y otro ofrece 19, y se negocian 25. Esto es lo que pasa cada vez que uno convoca, lo importante es que estamos convocándola”, enfatizó.
Para De Mendiguren, el reclamo conjunto de la CGT y la CTA de un aumento del salario mínimo, vital y móvil de 41 por ciento era una cifra que no correspondía “a ningún parámetro de los cuales se viene negociando el tema salarial”.
“Nos pareció que era muy difícil de poder otorgar”, justificó.