Las tensiones y rivalidades entre líderes no son inusuales. La tradición política argentina siempre tuvo tensiones y rispideces entre los presidentes y sus vices. En esta ocasión, el operador oficialista Luis Majul reveló detalles sobre esa disputa interna entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel. El foco de atención: un apodo intrigante que demuestra la desconfianza mutua que los gobierna.
ORIGEN DEL APODO A VICTORIA VILLARRUEL
Según Majul, el presidente Javier Milei bautizó internamente a la vicepresidenta como “Bicho Cruel”, haciendo un juego de palabras con el apellido de la política conservadora defensora de la dictadura cívico militar.
Este sobrenombre surgió como respuesta al comentario previo de Villarruel, quien en una entrevista se refirió a Javier Milei como “jamoncito“, por quedar en medio entre su hermana Karina y ella, dos mujeres que, la vice admitió, disputan cuotas de poder dentro de la organización política a la que pertenecen.
En esa especie de juego de ajedrez, el control de “la narrativa”, como se puso de moda aludir, se mueve entre estrategias y venganzas. Este apodo parece ser una pieza más en el tablero.
Luis Majul cuenta sobre el apodo que Javier Milei le puso a su vicepresidenta: “Bicho Cruel”.
“DICEN”: EL ‘ESCUDO RETÓRICO’ DE LUIS MAJUL
Luis Majul, conocido por su habilidad para ser complaciente con sus jefes mediático-políticos, emplea una técnica retórica distintiva al informar sobre las diferencias internas del gobierno. Al introducir sus afirmaciones con un “dicen”, Majul se posiciona como un mero transmisor de rumores y trascendidos, evitando así asumir la propiedad de las opiniones expresadas. Esta estrategia le permite transmitir una distancia de las declaraciones, sugiriendo que son ‘otros’ quienes hablan, y no él.
“Dicen que Villarruel no es de fiar”, comienza Majul, insinuando que la desconfianza hacia la vicepresidenta es un sentimiento compartido por muchos, sin atribuirse la crítica directamente.
“Dicen que Milei la llama ‘Bicho Cruel’ en privado”, continúa, propagando un apodo que, aunque no verificado, se incrusta en la conciencia pública como una verdad no oficial, aunque en este caso también lanzó “esto es información”, como para demostrar su cercanía a las divergencias palaciegas.
Majul, con esta técnica, intenta hacer como un “eco de los pasillos del poder”, un narrador que, sin comprometerse, moldea la percepción pública.
Incluso Majul admitió utilizar este método, revelando así la naturaleza calculada de su divulgación. Al hacerlo, no solo confirma su rol de operador estratega, sino que también invita a cuestionar la línea entre la información y la influencia en el “periodismo político”.
¿Son los “dicen” una forma de protección personal o una herramienta que le proporcionan los verdaderos interesados en que estos supuestos rumores se difundan para influir discretamente en la política?…La respuesta puede ser tan elusiva como los “trascendidos” que Majul tan repetidamente transmite.
DESCONFIANZA DE JAVIER MILEI
Desde el partido La Libertad Avanza se expresa (dicen) una profunda desconfianza hacia Villarruel. Se sospecha que ella tiene un proyecto político propio y que su compromiso con el país es cuestionable. Según Majul, “algunos afirman” que está en su puesto simplemente para “divertirse”, sin tomar decisiones que puedan afectar su imagen negativa.
El apodo “Bicho Cruel” no solo revela tensiones personales, sino también una lucha de poder y agendas ocultas. Villarruel, al parecer, no cuenta con la confianza plena de su propio gobierno. ¿Entonces, qué intereses defiende realmente? ¿Cómo afecta esto a la llamada “ley bases”?
Generalmente los apodos pueden ser más que simples etiquetas. Reflejan rivalidades, estrategias y, en este caso, la fragilidad de un gobierno. El “Bicho Cruel” se convierte en un símbolo de la desconfianza y la incertidumbre en el corazón del poder libertario.
¿Qué otras disputas se ocultan tras las bambalinas?
“Dicen” que varias más.