Lilia Lemoine, la diputada libertaria de las eternas polémicas, volvió a mostrarse implacable con su verbo filoso, pero esta vez sin la precisión necesaria. Acusó a Jorge Macri por el cierre de dos pasos a nivel, una obra que claramente no depende del Gobierno porteño sino del Estado nacional.
Cuando se hizo evidente su error, la diputada optó por el camino más fácil: borrar el tuit. No sólo evitó asumir su responsabilidad, sino que también eludió cualquier gesto de disculpa o rectificación pública.
Trenes Argentinos informó que el cierre del paso a nivel de Campana, en el barrio porteño de Villa del Parque de la línea San Martín, sería por 60 días para garantizar la seguridad operacional, debido al deterioro avanzado del hormigón y el desgaste de los rieles.
Lejos de un “arreglo cosmético”, como la diputada libertaria había sugerido, se trataba de una intervención imprescindible.
Al conocer esta información, Lemoine decidió borrar el tuit, evitando así quedar expuesta ante un error público que, en tiempos de redes sociales, suele tener un efecto inmediato y viral. Tarde. Las capturas de pantalla ya la habían dejado otra vez en “off side”.
Hipocresía y desconocimiento
Lemoine se presenta como defensora de la verdad y la transparencia, pero esta vez demostró nuevamente que sólo aplica esos valores cuando le conviene.
Su silencio tras el borrado del mensaje no es más que una muestra de hipocresía: exige coherencia ajena, pero rehúye la mínima autocrítica. No reconocer sus fallas la expone como una figura que prefiere ocultar errores en lugar de aprender de ellos.
Un estilo confrontativo que termina desgastando
“¿Cruces de Cuenca y el de Campana INTERRUMPIDOS POR 60 DÍAS para un cambio cosmético? Te aseguro, Jorge Macri, que los vecinos de Villa del Parque te odian”, había publicado Lemoine en su cuenta de Twitter
No es la primera vez que Lemoine utiliza un discurso agresivo y directo, pero el problema aparece cuando esa frontalidad se vuelve poco rigurosa. La rapidez con la que borró su publicación revela falta de preparación y un desprecio por la verdad que la deja mal parada ante su público y sus adversarios.
Borrar y “hacerse la otra”: síntoma de época
En un contexto donde la rendición de cuentas es clave, la actitud de Lemoine es un síntoma preocupante. No basta con borrar errores para que desaparezcan. El silencio ante el error es la forma más clara de admitir, sin decirlo, que no está dispuesta a poner en juego su imagen ni sus convicciones.
La diputada elige entonces el camino del encubrimiento y la evasión, mucho más cómodo que enfrentar la realidad.