Extraño fenómeno metereológico se observa en las calles de la ciudad de La Plata. En la capital bonaerense hace ya varias semanas que no llueve –tal vez se explique por esas variaciones del Niño y la Niña que solo entienden los expertos- pero no obstante, buena parte de la superficie asfáltica del casco urbano permanece mojada.
En medio de la ola polar que atravesó la región en los últimos diez días la presencia de esos manchones hídricos que parecen brotar desde las profundidades se hicieron más notorios: en las madrugadas bajo cero, se transformaban en peligrosos charcos helados que provocaron decenas de accidentes de motociclistas y ciclistas desprevenidos.
¿Cuál es la explicación de estos borbotones surgentes? Un ex candidato a intendente del espacio oficialista –entonces era opositor- alardeaba que había podido registrar el origen de esas aguas amergentes: contabilizó cinco mil pérdidas de ABSA en el ejido urbano de la ciudad. La empresa de sitribución del líquido vital presenta esa característica también en otras localidades donde provee el servicio.
Ese ex candidato ahora es funcionario del municipio. Es el secretario de Medio Ambiente, Guillermo Escudero. El “experto” en roturas y pérdidas de cañerías habrá presentado su informe al gabinete. Por ahora no se conocen acciones orientadas a revertir esa situación compleja.
Julio Alak y una antigua solución para nuevos problemas
Tendrá más consecuencias: desde la facultad de Ingeniería de La Plata advirtieron sobre la disminución de la “vida útil” del asfalto sometido a la permamencia de agua 24 horas por 7 días durante meses. Y a veces años.
El municipio no tiene previsto, por el momento un programa para resolver esta contingencia. Pero analiza reeditar el plan “1.000 cuadras” que alguna vez desarrolló Julio Alak en su paso anterior por la municipalidad.
Eran otras épocas. De presupuestos holgados para obra pública. Y de flujos que llegaban de Provincia y de Nación. O de ambas jurisdicciones de manera simultánea.
Ahora, Alak diseña un programa de pavimentación y mejora con un estilo particular: “El costo de las obras que se ejecuten en el Plan 1.000 Cuadras … serán de pago obligatorio por parte de los propietarios o poseedores a título de dueños de los inmuebles beneficiados”, dice el proyecto de ordenanza revelado en exclusiva en la mañana de La Cielo. La iniciativa se analiza en los despachos cercanos al intendente y se evalúa con los concejales afines.
A Javier Milei le gusta esto
Es la fórmula Milei: “Un puente lo podría hacer tranquilamente la gente sola. No necesita del Estado” fue la definición que dio el Presidente en una recordada entrevista con su amigo Alejandro Fantino.
Parece que el modelo se extendería por las diagonales platenses.
“Aún no está definida esa cuestión”, aseguraron a Infocielo en el Municipio. Es decir, el plan de 1.000 Cuadras no tiene resuelto el financiamiento. Si no lo financian los vecinos, de donde provendrían los recursos?. Tampoco hay respuesta por el momento para ese interrogante.
Otra indefinición: en principio, el diagrama de asfalto está previsto para extender el pavimento en barrios de la periferia. Los Hornos, Villa Elisa, City Bell. También ampliaría los servicios urbanos para esas zonas donde por ahora no tienen.
Pero en las últimas horas, el proyecto inicial estaría variando ante la urgencia de arreglar los baches, las ondanadas y los huellones que asuman en por lo menos el 50% de las avenidas y calles del centro de la ciudad.
Tal vez cuando culmine el breve período de gobierno del camporista Pablo Elías, estén zanjadas algunas de las indefiniciones del ambicioso proyecto. No será el concejal que sucederá al jefe comunal en su licencia que solicitó por 10 días (a partir del 26 de julio) quien ponga la firma a la decisión de que los frentistas paguen sus propias cloacas o la pavimentación de la calle donde está su vivienda. Sería exigir demasiada elasticidad ideológica a ese sector que conforma el oficialismo comunal.
Habrá que esperar al retorno del titular del Ejecutivo. Pero la recomendación de los expertos es que esa demora no se estire demasiado. Los cráteres del centro parecen tener vida propia y pueden devorarse por completo a las calles.