Julio Garro hizo un caminito de hormiga para llegar a ser intendente de La Plata. Comenzó a comienzos de la década del 2000, cuando se acercó a Mauricio Macri, a través del club Boca Juniors, para empezar a caminar la ciudad. Perdió dos elecciones y a la tercera se le dio: hoy lleva seis años en el poder y todavía se asombra de la herencia que recibió y de algunos manejos de la política.
Desde hace algunos meses, proyectándose como posible candidato a Gobernador de la provincia de Buenos Aires, machaca con una agenda propia: empoderar a los intendentes para que las soluciones lleguen más rápido a los vecinos. En ese aspecto confronta con Axel Kicillof y tiende puentes con Martín Insaurralde, el Jefe de Gabinete, a quien considera un desdoblamiento del propio gobierno provincial.
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Julio Garro, intendente de La Plata, mano a mano con Intendentes
“Vos como gobernador mirás para abajo y ves 135 puntitos, que son intendentes que están las 24 horas escuchando a la gente por la cloaca, por la hoja, por la luz, por la inseguridad, por el cordón cuneta, por la salita, por todo. Antes los intendentes eran del ABL, hoy cambiaron los tiempos”, explica. El análisis no es nuevo pero cobra vigencia. Los intendentes piden poder, quieren policía propia, y recursos para manejar las respuestas que les demandan desde el territorio.
Desde la terraza del hotel Grand Brizzo, uno de los tantos que abrió sus puertas en la última década, y con una vista panorámica de la Ciudad, Julio Garro se divierte recordando cada paso que dio para convertirse en intendente en 2015; también cuenta anécdotas de juventud -su primer cigarrillo-; y responde una pregunta incómoda: ¿Qué diría Dardo Rocha, fundador de La Plata, si viera en lo que se convirtió la ciudad?
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También hay tiempo para recordar el Estado en el que recibió la ciudad, a manos de Pablo Bruera, en 2015, y no oculta su sorpresa por el rol que ocupaba el Jefe Comunal frente a los empresarios locales.
-Venían, se sentaban y me decían “Julio, voy a abrir un drugstore, ¿puedo?”. Venimos de ahí: de pedir permiso para abrir un kiosco.
-Me imagino que hay que tener permiso, cumplir una serie de requisitos.
-Tenés que cumplir con que ese comercio esté habilitado para funcionar donde lo querés poner. Pero no tenés que pedirle permiso al intendente para eso.
-¿Vos decís que ahí quedaba algo?
-Es raro. Una ciudad crece con reglas, con planificación. ¿Por qué para todo hay que pedirle permiso al intendente? Ahí me di cuenta que algo estaba funcionando mal. Nos perdimos años de crecimiento así.
-¿Fue un cambio cultural o tocaste alguna ordenanza?
-Se cambiaron muchas ordenanzas, pero también reconstruimos la confianza entre el municipio y los que querían venir a poner guita en la ciudad.
Julio Garro, intendente de La Plata
“El Gobernador tiene que ser socio de los Intendentes”
La pelota vuelve para arriba. Siempre. El reclamo al Gobierno de la provincia de Buenos Aires para que se convierta en facilitador -o al menos no obstructor- de los planes de los intendentes.
-Hay que tener un gobernador que se apoye en los intendentes y que los intendentes se apoyen en él.
-Vos decís que ahora hay dos gobernadores desde que llegaron Insaurralde y Nardini.
-El Gobierno es uno solo, pero con la llegada de intendentes, el diálogo es mucho más fácil. Porque cuando vos le contás a una persona que viene de ser intendente que tenés un cordón trabado hace diez años, el tipo te mira y te entiende, porque estuvo ahí abajo. La administración pública es lenta, burocrática.
-Es la gran excusa que ponen todos.
-Es terrible. Yo me agarro unas calenturas… Yo llego a la oficina y encuentro seis expedientes arriba del escritorio y lo primero que hago es sacarlos. Firmo lo que tengo que firmar. Tomo un mate y firmo todo. Un expediente en una mesa, parado veinte días, es una solución que no diste.
-¿Quién deja el expediente en la mesa? ¿Es una decisión política o de la burocracia que permanece?
-Siempre la decisión es política. Nosotros en La Plata pusimos el sistema GDE y sabemos dónde está cada expediente. Cuando vos das las herramientas y sos más transparente, no tenés nada que esconder. Ahora cuando las cosas se frenan, se paran, se pisan, generan sospechas.
-Ahí hay que pedir la reunión con el intendente…
-Están a la espera de que el chancho grite.
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