La candidatura testimonial, además de su perfil emparentado con las peores prácticas de la “casta” bonaerense, hacen de la vicegobernadora Verónica Magario una candidata difícil de mostrar, incluso en la tercera sección electoral.
Basta una repasada por los murales y los afiches de campaña en las avenidas del Conurbano para detectar que, fuera de La Matanza, la presencia de la Vice pasa inadvertida. Y esto se explica por dos cuestiones: la primera tiene que ver con que se espera que los territorios empujen las boletas seccionales.
Esto es especialmente evidente en los distritos que no colaron dirigentes en lugares destacados de la tira seccional. En Avellaneda, la campaña es Ferraresi. En Ezeiza, los concejales de Granados. La excepción podría ser Quilmes, donde Mayra Mendoza y Tignanelli figuran en la cartelería junto a la “Vice”.
Tal vez avisada que muchos eligen traccionar con la figura local las listas del 7 de septiembre, dado la lectura territorial de que la boleta tracciona desde abajo hacía arriba, Verónica Magario subió a sus redes una imagen de la boleta en donde solo se ve su imagen sin Facundo Tignanelli, segundo candidato, o sea, no es la boleta oficial que aprobó la Junta Electoral.
El posteo duró apenas unos minutos, pero lo suficiente para que el revuelo vire en desconcierto y culmine en la decisión de bajar la imagen y que Magario publique un hilo en el cual estaban todas las boletas municipales de los 19 distritos de la Tercera sección electoral.
El poder de Magario se concentra en La Matanza y Lomas de Zamora, distritos que suman 1.660.000 de los 4.845.998 bonaerenses habilitados para votar en la Tercera. Ese tercio inclina la balanza y explica por qué, pese a las resistencias, fue ungida candidata. A esta distancia con los territorios se suma su poco productivo paso por la Cámara Alta. Bajo su conducción como presidenta del Senado, quedó trabado el mini presupuesto y el endeudamiento que envió Axel Kicillof, incapaz de conseguir consensos.
Muchos tienen presente que Magario protagonizó el cierre del palco de prensa y expulsó a los periodistas del recinto para poder aprobar 131 pliegos judiciales y las reelecciones indefinidas. Ese gesto deterioró su vínculo con la prensa y su imagen fue cuestionada por sesionar de espaldas a los periodistas acreditados que deben llevar lo que sucede a los bonaerenses.