La reapertura de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos ubicada en la localidad bonaerense de Azul (FANAZUL), que fue cerrada durante la presidencia de Mauricio Macri, reavivó el debate sobre el funcionamiento y la eficacia de las empresas del Estado.
En diálogo con Infocielo en el marco del evento que contó con la presencia del presidente, Alberto Fernández, el titular de Fabricaciones Militares Sociedad del Estado (FMSE), Iván Durigón señaló que esta apertura demostró que “era mentira que el problema eran los trabajadores, era mentira que daba pérdida, solo había que administrarla bien”.
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La fábrica fue inaugurada en 1946 y desde el año 1988 integraba el potencial industrial de la Dirección General de Fabricaciones Militares. A lo largo de su historia, dedicó su producción a la elaboración de TNT, DNT y otros derivados de la nitración del Tolueno, explosivos gelatinosos, agentes de voladura, explosivos pulverulentos, emulsiones, boosters y carga de proyectiles para las Fuerzas Armadas.
En el marco de la reapertura, Durigón sostuvo que aún “queda mucho por hacer en FANAZUL, que haya venido el presidente nos impulsa” porque “esto era un compromiso de gobierno y fue cumplido; podemos mostrar logros y números que nos favorecen”.
Durigón explicó que se decidió cantinuar bajo la figura de Sociedad del Estado, ya que “es algo que nos va a permitir trabajar con el mundo privado y poder exportar”.
“Estamos al tope de producción, tenemos una planta que hace municiones y chalecos que vende muy bien; si pudiésemos producir más venderíamos mejor. Tenemos muchos proyectos en la industria de municiones para las Fuerzas Armadas”, resaltó.
Finalmente, postuló que desde Fabricaciones Militares buscan “desarrollar proveedores locales, estamos trabajando mucho para eso y se empiezan a ver los resultados” y resactó que pese a que la pandemia y la guerra los demoró, “estamos trabajando muy bien y esto es el inicio de muchos proyectos por venir”.
En diciembre de 2017 cerró y despidió a 252 trabajadores, conservando sólo 16 agentes de que mantenían los servicios de vigilancia, aguas y efluentes. En el año 2020 la fábrica volvió a orientar su estrategia productiva y comercial hacia el suministro de productos de alta calidad destinados a la mineria.
Así, a partir de la reapertura, fueron aprobados una serie de proyectos y se invirteron más de cinco millones de dólares, al tiempo que se prevé una inversión total estimada de seis millones y medio de dólares. Actualmente, la planta cuenta con 118 trabajadoras y trabajadores de los cuales: 15 pertenecen a la nómina original, 95 fueron reincorporados y 8 son nuevos.
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