Si bien el propio gobernador cordobés, Juan Schiaretti, quiso desvincular las elecciones de su provincia con el ambiente electoral a nivel nacional, lo cierto es que tanto la Casa Rosada como el resto del peronismo observan con atención lo que sucede en el corazón del país.
El presidente Macri y los suyos saben que se juegan mucho: varias encuestas dan como amplio ganador a Schiaretti y a su vez, el panorama para Cambiemos podría ser más negro si su candidato, Mario Negri, se aleja demasiado de ese primer lugar.
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Por estas razones, la gobernadora María Eugenia Vidal había viajado a la provincia serrana para intentar levantar la figura de su candidato. Otra muestra de que su imagen es más positiva que la del propio presidente Macri y de que en territorio bonaerense también preocupa lo que pueda pasar en Córdoba.
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El quiebre de la alianza entre el PRO y la UCR se dio luego de que el radical Ramón Mestre, decidiera despegarse electoralmente. A su vez, el kirchnerismo también decidió bajar a su candidato para fortalecer al peronismo local.
Por estas razones, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner no se metió en la campaña y el resto de sus allegados también decidieron llamarse al silencio.
Tras la apertura de los comicios, Schiaretti fue a votar cerca de las 9:30 de la mañana y volvió a desligarse de lo que los resultados puedan impactar a nivel nacional.
“Esta es una elección donde se eligen 243 intendentes y a gobernador de Córdoba y no tiene que ver con una elección nacional. Los cordobeses sabemos que cuando elegimos intendentes y gobernador se elige a la persona que puede cumplir esa función”, dijo el gobernador tras salir de votar.
Pero, a pesar del silencio estratégico, el peronismo bonaerense sigue de cerca lo que pueda pasar hoy en Córdoba. Su resultado podría abultar la cantidad de derrotas seguidas de Cambiemos a nivel nacional y alentar a que eso también se pueda repetir en la provincia de Buenos Aires.
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