La Cámara de Diputados vivió este martes una jornada cargada de tensión, marcada por el inicio de la interpelación al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, por el escándalo de la criptomoneda $Libra, que involucra directamente al presidente Javier Milei. Con quórum justo –129 legisladores y legisladoras presentes–, la oposición logró avanzar con una sesión inédita: la primera interpelación a un ministro nacional en casi treinta años.
El oficialismo llegó a la cita dividido y con bajas claves. Luis “Toto” Caputo, ministro de Economía, y Mariano Cúneo Libarona, titular de la cartera de Justicia, enviaron sendas notas para justificar su ausencia. Caputo alegó “cuestiones de agenda impostergables”, pese a encontrarse en Buenos Aires tras participar de la Expo EFI esa misma mañana. En el caso de Cúneo Libarona, la nota enviada fue todavía más liviana: habló de “compromisos urgentes asumidos previamente en el Ministerio”, sin mayores detalles y con un tono de saludo distante, impropio del contexto. Su ausencia fue aún más notoria porque el propio Milei lo había mencionado erróneamente como “asesor”, cuando en realidad ocupa una de las carteras más importantes del Gabinete.
Una sesión cargada de polémicas
La sesión comenzó a las 14:22, con la bancada de Unión por la Patria a la cabeza del operativo para reunir el número reglamentario. A ellos se sumaron bloques como Encuentro Federal, la Coalición Cívica, Democracia para Siempre y el Frente de Izquierda. También se sentó el santacruceño Sergio Acevedo. En cambio, no dieron quórum los legisladores catamarqueños que responden al gobernador Raúl Jalil, ni los de Innovación Federal, Producción y Trabajo o Somos Fueguinos. Aunque la UCR como bloque evitó habilitar la sesión, Julio Cobos rompió filas y decidió aportar su presencia.
Casi dos horas después, a las 15:50, Francos ingresó al recinto en medio de un clima espeso, atravesado por críticas, murmullos e incomodidad. “Nunca en mi vida he hecho esperar a alguien para una reunión. Debo decir que es una falta de respeto”, arrancó el funcionario, con visible fastidio por las idas y vueltas previas. Desde ese momento, debió responder por la promoción de la criptomoneda $Libra, difundida por el propio Milei en sus redes sociales, y que terminó generando graves pérdidas para miles de inversores.
Francos intentó despegar al Presidente del escándalo. “No mantiene ni mantuvo ningún vínculo con el proyecto Viva la Libertad ni con la moneda $Libra”, aseguró. Agregó que el Estado nacional no tuvo ninguna intervención, coordinación ni beneficio relacionado, y que no existió relación contractual o directiva oficial que involucrara a funcionarios o asesores. También negó tajantemente cualquier cobro de coimas o pedidos de pagos a cambio de reuniones o decisiones del Presidente.
El jefe de Gabinete narró además el vínculo de Milei con Mauricio Novelli, creador del proyecto. Según relató, se conocieron en 2020 a través de una academia de trading y luego compartieron espacios en eventos vinculados al mundo cripto. Detalló reuniones en Casa Rosada y el Hotel Libertador con otros referentes del ecosistema como Bartosz Lipinski y Julian Peh, todos interesados –según Francos– en fomentar inversiones a través de tecnología blockchain y herramientas descentralizadas.
Sobre el polémico tuit que el Presidente publicó y luego eliminó para difundir $Libra, Francos intentó justificarlo como un gesto de “interés genuino” por apoyar a emprendedores sin acceso al sistema financiero. Y señaló que, una vez advertido el impacto negativo del proyecto, Milei decidió borrar el posteo para “evitar especulaciones”.
El insólito cruce entre Francos y Sabrina Selva
Uno de los momentos más tensos –y surrealistas– de la jornada lo protagonizó la diputada de Unión por la Patria, Sabrina Selva. Al interpelar a Guillermo Francos sobre el supuesto vínculo entre el misterioso empresario Hayden Davis y el Gobierno nacional, el jefe de Gabinete fue tajante: “Nunca en ningún momento hubo una relación del señor Hayden Davis con ningún funcionario del Gobierno“. Pero la escena dio un giro inesperado cuando Selva mostró una foto impresa de Javier Milei junto a Davies y retrucó: “Esta foto no pareciera confirmar que Milei no tenía vínculo con Davies”. Francos, entonces, corrigió sobre la marcha: “No, el vínculo sí lo tenía”. Al intentar Selva remarcar la contradicción –“pero usted acaba de decir…”–, Francos la interrumpió: “No, no cambie mis palabras”.
La secuencia, que por momentos pareció más sacada de una comedia de enredos que de un debate parlamentario, expuso las inconsistencias del discurso oficial frente a las pruebas que comprometen al entorno presidencial.
Otro momento incómodo para Francos se produjo durante el cruce con el diputado de Unión por la Patria, Itai Hagman, quien buscó dilucidar el grado de involucramiento del Gobierno en la organización del polémico Tech Forum, celebrado en octubre de 2024, evento en el que participó el presidente Javier Milei y que hoy está bajo la lupa por sus vínculos con figuras del escándalo conocido como “Criptogate”.
“¿Qué participación concreta tuvo el Gobierno en la organización del evento, en calidad de auspiciante o qué?”, preguntó Hagman. La respuesta de Francos fue terminante: “Fue un evento al que el Presidente fue invitado a participar y disertar, no fue una participación u organización del Gobierno“.
Hagman no tardó en repreguntar: “¿No fue auspiciado por el Gobierno?”, a lo que Francos contestó con ambigüedad: “Entiendo que no, no recuerdo ahora”. El diputado entonces desplegó un papel con una captura impresa del sitio web del Tech Forum, donde claramente figuraban los logos del Gobierno Nacional y del Gobierno de la Ciudad como “partners” y “auspiciantes”. “Esto, ¿cómo es? ¿Es mentira? ¿Lo utilizó Novelli sin autorización?”, insistió el legislador.
Francos quedó así en una verdadera encrucijada: desmentido en vivo con una prueba gráfica, sin una explicación concreta ni firme, y dejando flotando la duda sobre el uso –con o sin consentimiento– de la imagen institucional del Estado en un evento ahora envuelto en sospechas. Su imprecisión abrió un nuevo frente de dudas sobre la transparencia y el control del Ejecutivo sobre actividades oficiales y su financiamiento.
En medio de la tensión, el silencio de Caputo y Cúneo Libarona retumbó más que cualquier discurso. El primero, figura clave por su rol en la política económica, dejó un vacío que ningún comunicado pudo llenar. El segundo, directamente desdibujado, pareció más una sombra protocolar que un actor del Gabinete. En ese contexto, fue Francos quien terminó solo en el ring, defendiendo al Presidente en una de las semanas más incómodas para el oficialismo desde el inicio de la gestión.