En una entrevista con Antonio Laje en A24, Javier Milei volvió a colocarse en el rol de víctima. El presidente relató su paso por Ushuaia, donde un grupo de manifestantes lo increpó. “La idea era hacer una caminata y nos topamos de vuelta con los violentos de siempre, otra muestra de intolerancia por parte de facciones del kirchnerismo”, aseguró.
Según él, no se trató de un repudio espontáneo, sino de un “escrache organizado” con consignas violentas.
Para Milei, detrás de esas escenas hay una intención política clara: “Quieren instalar que no puedo hacer bajadas al territorio porque la gente me odia. La realidad es que la gente me apoya, pero lo que queda en evidencia es la intolerancia de estos grupos”.
Negación de violencia propia
El presidente aprovechó la charla con Laje para diferenciar lo que considera “violencia real” de lo que el hace y promueve en las redes sociales. “No podés poner en el mismo nivel un tuit con una agresión física. Para mí, violencia es cuando alguien se mete con tu vida, tu libertad o tu propiedad”, dijo, rechazando la idea de que sus exabruptos digitales tengan el mismo peso que ataques en la calle.
De este modo, Milei buscó correrse de las acusaciones por su estilo verbal explosivo en redes, presentándose como alguien que sufre la violencia pero no la ejerce. “La violencia no es el camino, las diferencias se resuelven en las urnas”, insistió, aunque sus propios mensajes virtuales sigan encendidos.
Defensa cerrada de Karina
En otro tramo de la entrevista, el mandatario se refirió a las denuncias que involucran a su hermana y mano derecha, Karina Milei. “Eso es absolutamente ridículo. Si vos te podés quedar con el 100, ¿por qué te vas a quedar con el 3%? No resiste el menor análisis”, respondió nuevamente con ese argumento inverosímil, ante las sospechas de supuestas coimas.
Con tono indignado, apuntó contra quienes difunden versiones sobre su entorno: “En política hay mucha gente que se dedica a hablar peste de otras personas. Eso es chimento de peluquería”. Milei aseguró tener “confianza total” en su hermana y denunció una operación para ensuciarla.
Las “fichas negras” del tablero
Uno de los pasajes más llamativos se produjo cuando Laje le preguntó por el bajo índice de confianza en su gobierno. Lejos de asumir un desgaste político, Milei recurrió a una metáfora ajedrecística: “Hay un dicho que conocen los que juegan ajedrez: vos podés jugar con las blancas, pero las negras también juegan”.
La comparación dejó en claro a quiénes considera responsables de sus dificultades: opositores, críticos y votantes que no lo acompañan, convertidos en “fichas negras” que entorpecen su partida.
Una lectura en la que el presidente se ubica siempre del lado correcto (la “gente de bien”), mientras que los demás aparecen como obstáculos “negros”.
La “narrativa” de la campaña en su contra
El resto de la entrevista reforzó la idea de un plan sistemático para perjudicarlo. Desde supuestas operaciones mediáticas hasta escuchas ilegales, Milei enumeró un repertorio de “ataques organizados” que, según él, responden a un mismo patrón: “Es parte de la franquicia del socialismo del siglo XXI. Cuando llega el momento electoral, recurren a trampas”.
En su discurso, los episodios de hostigamiento en la calle, las denuncias judiciales y hasta los rumores sobre funcionarios aparecen como piezas de una maquinaria aceitada para destruirlo. “Quieren acallar voces, y eso es lo que verdaderamente erosiona la democracia”, afirmó.