El conflicto por los despedidos en la fábrica Ilva sumó este lunes un episodio clave. En Pilar, donde la empresa de cerámicos mantiene sus instalaciones cerradas desde hace un mes, el gobernador Axel Kicillof dialogó con los trabajadores cesanteados que sostienen un acampe en el lugar.
La charla se dio en el marco de la inauguración de una nueva sede del Banco Provincia. Al enterarse de la presencia del mandatario y del intendente Federico Achával, los obreros se acercaron para plantear sus reclamos: el pago de una quincena adeudada y el cobro íntegro de las indemnizaciones, frente a la pretensión de la empresa de abonar solo la mitad.
“Esto no es un hecho aislado, está pasando en muchísimos sectores: turismo, pesca, industria, comercio. Es una política destinada a tener este resultado. Han parado la obra pública y deteriorado los salarios, lo que destruye el mercado interno y el bolsillo de la gente”, expresó Kicillof frente a los manifestantes, en clara crítica al gobierno nacional.
“Necesitamos producción y construcción”
El gobernador bonaerense insistió en que el problema excede el caso Ilva y afecta a la economía en su conjunto. “La construcción es madre de industrias. Además de generar empleo, produce bienestar. Necesitamos volver a ponerla en marcha, y con ella toda la cadena productiva”, subrayó.
Kicillof prometió “poner todas las herramientas disponibles” desde la Provincia para acompañar a los despedidos, aunque remarcó que la solución de fondo está atada a un cambio de la política económica nacional. “Eso, en mi opinión, también se decide en las urnas”, agregó, vinculando la situación directamente con la gestión de Javier Milei.
Achával, a su turno, destacó que el Municipio de Pilar seguirá acompañando a las familias afectadas, aunque reconoció que la resolución del conflicto depende de lo que ocurra en la negociación con la empresa y del marco económico general.
Un conflicto que expone la crisis
El caso Ilva se transformó en símbolo más del deterioro laboral que atraviesa el paísy en donde la provincia de Buenos Aires que concentra el 40% del PBI argentino y es el corazón productivo del país se ve como la más afectada.
Los 300 despidos, comunicados de manera intempestiva a principios de septiembre, dejaron en la calle a cientos de familias que desde entonces se sostienen con acampes, marchas y hasta protestas con trabajadores encadenados frente al Municipio de Pilar.
Los reclamos siguen centrados en lo inmediato: el pago de lo adeudado y la indemnización completa. Pero el trasfondo va más allá. La crisis de la fábrica de porcellanato Ilva refleja una postal extendida: cierres de plantas, suspensiones, recorte de turnos y salarios depreciados que impactan en múltiples sectores del Conurbano.
“Cuando paran la construcción y caen los salarios, se cae también la industria, y con ella miles de puestos de trabajo”, resumió Kicillof ante los obreros. El gobernador recogió así un reclamo que ya excede a una fábrica puntual y que se volvió bandera de un escenario económico en retroceso.
El desenlace del conflicto todavía es incierto. Mientras la empresa no dé señales de pago y la conciliación obligatoria corra su curso, los trabajadores despedidos mantienen firme su decisión de seguir resistiendo en el Parque Industrial.