La presidenta Cristina Fernández partirá hoy rumbo al complejo turístico Costa do Sauipe, a 100 kilómetros de Salvador, al norte de Brasil, para participar de la XXXVI Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur.
El nuevo encuentro servirá además de marco para una reunión de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y para la Cumbre de América Latina y el Caribe convocada por el presidente Luiz Inacio Lula Da Silva.
La multiplicidad de encuentros de presidentes del hemisferio tendrá lugar con un nuevo escenario económico mundial, diferente del que había en julio, cuando en la cumbre de Tucumán la presidenta argentina denunció la “timba de los alimentos”, en referencia a las maniobras especulativas con el precio de los granos.
En menos de seis meses, las dudas por el efecto inflacionario que tendría en las economías locales del precio del petróleo y los alimentos, se transformó en una seria preocupación por la inevitable recesión mundial producida tras el estallido financiero en Estados Unidos.
Ahora, con “viento de frente”, las naciones de la región tienen que desarrollar sus mejores armas para que la caída del PBI del mundo no las arrastre.
De allí surgirán los diferentes posicionamientos frente a la crisis, como en el caso del impulso que pretende darle Brasil a la ronda Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC), iniciativa que rechaza la Argentina porque implica reducir la protección a la industria.
Es previsible, no obstante, que las naciones latinoamericanas coincidan hacia el final en una declaración crítica al sistema financiero mundial y el reclamo de una nueva arquitectura global para el manejo de los fondos.
Por el lado de la Argentina, esta noche el canciller Jorge Taiana, y el ministro de Economía, Carlos Fernández, partirán a Brasil junto a la ministra de la Producción, Débora Giorgi.
Así, el lunes tendrá la reunión del Consejo del Mercado Común del Mercosur (CMC) que integran cancilleres y ministros de Economía, encuentro que se prolongará hasta el día siguiente.
El martes se desarrollará la Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, donde estarán el anfitrión, Luiz Inacio Lula da Silva, Cristina Fernández, el paraguayo Fernando Lugo y el uruguayo Tabaré Vázquez, junto con la chilena Michelle Bachelet, el boliviano Evo Morales y el venezolano Hugo Chávez.
Sobre el cierre de este encuentro, está prevista una breve reunión de UNASUR, donde se suman los presidentes del resto de las naciones sudamericanas, con el objetivo casi exclusivo de determinar un sistema de elección de su secretario general, cargo para el cual Argentina y la mayoría de los países, menos Uruguay, postula a Néstor Kirchner.
El miércoles se cierra la maratón de cumbres con un encuentro de presidentes y representantes de 32 naciones del hemisferio, sin Estados Unidos y Canadá, en lo que se supone una demostración de fuerza de Brasil como líder regional.
Está previsto que para ese encuentro haga su debut internacional como presidente de Cuba de Raúl Castro, quien dirige los destinos de la isla en lugar de su hermano Fidel.
El nuevo encuentro servirá además de marco para una reunión de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y para la Cumbre de América Latina y el Caribe convocada por el presidente Luiz Inacio Lula Da Silva.
La multiplicidad de encuentros de presidentes del hemisferio tendrá lugar con un nuevo escenario económico mundial, diferente del que había en julio, cuando en la cumbre de Tucumán la presidenta argentina denunció la “timba de los alimentos”, en referencia a las maniobras especulativas con el precio de los granos.
En menos de seis meses, las dudas por el efecto inflacionario que tendría en las economías locales del precio del petróleo y los alimentos, se transformó en una seria preocupación por la inevitable recesión mundial producida tras el estallido financiero en Estados Unidos.
Ahora, con “viento de frente”, las naciones de la región tienen que desarrollar sus mejores armas para que la caída del PBI del mundo no las arrastre.
De allí surgirán los diferentes posicionamientos frente a la crisis, como en el caso del impulso que pretende darle Brasil a la ronda Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC), iniciativa que rechaza la Argentina porque implica reducir la protección a la industria.
Es previsible, no obstante, que las naciones latinoamericanas coincidan hacia el final en una declaración crítica al sistema financiero mundial y el reclamo de una nueva arquitectura global para el manejo de los fondos.
Por el lado de la Argentina, esta noche el canciller Jorge Taiana, y el ministro de Economía, Carlos Fernández, partirán a Brasil junto a la ministra de la Producción, Débora Giorgi.
Así, el lunes tendrá la reunión del Consejo del Mercado Común del Mercosur (CMC) que integran cancilleres y ministros de Economía, encuentro que se prolongará hasta el día siguiente.
El martes se desarrollará la Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, donde estarán el anfitrión, Luiz Inacio Lula da Silva, Cristina Fernández, el paraguayo Fernando Lugo y el uruguayo Tabaré Vázquez, junto con la chilena Michelle Bachelet, el boliviano Evo Morales y el venezolano Hugo Chávez.
Sobre el cierre de este encuentro, está prevista una breve reunión de UNASUR, donde se suman los presidentes del resto de las naciones sudamericanas, con el objetivo casi exclusivo de determinar un sistema de elección de su secretario general, cargo para el cual Argentina y la mayoría de los países, menos Uruguay, postula a Néstor Kirchner.
El miércoles se cierra la maratón de cumbres con un encuentro de presidentes y representantes de 32 naciones del hemisferio, sin Estados Unidos y Canadá, en lo que se supone una demostración de fuerza de Brasil como líder regional.
Está previsto que para ese encuentro haga su debut internacional como presidente de Cuba de Raúl Castro, quien dirige los destinos de la isla en lugar de su hermano Fidel.
