Facturas impagables. Aumentos que multiplican hasta por 10 las boletas de gas que se abonaban hasta hace poco. Y los medios de comunicación dominantes, como Clarín, igual que siempre, propiciando que el usuario se sienta culpable por “derrochar” la energía, y saliendo a “ayudar” a que ese número que supera los 55 mil pesos por mes en hogares en donde vive una jubilada, por ejemplo, baje un poquito gracias a sus excelentes “consejos”.
Porque una vez más, en un alarde de creatividad y desparpajo, el Diario Clarín ilumina a sus lectores con un nuevo y revolucionario método para reducir las exorbitantes facturas de gas: envolver nuestras ventanas en ese plástico de burbujas tan conocido, el mismo que se usa para proteger artículos frágiles.
VIVEN EN UNA BURBUJA… O LA MILITAN
Sí, como se lee, no es una broma del Día de los Inocentes, aunque bien podría serlo. Es el consejo estrella del día para lidiar con el costo de la calefacción que se multiplicó por diez.
Es casi poético cómo Clarín y sus pares hegemónicos, siempre dispuestos a “militar el ajuste“, logran transformar la crisis en una oportunidad para desplegar su ingenio. Claro, porque cuando el bolsillo duele y el frío se cuela por cada rendija, nada mejor que unas buenas burbujas de plástico para solucionar el problema. A olvidarse de la calidad de vida, de los sistemas eficientes de calefacción o de una política energética razonable. El secreto está en esos “globitos mágicos”.
Pero vayamos por partes. Según el artículo, la técnica consiste en recubrir las ventanas con el famoso plástico de burbujas, el mismo que suele brindarnos horas de entretenimiento explotando sus globitos. Al parecer, esta medida podría reducir significativamente la pérdida de calor en nuestros hogares. Porque claro, lo que realmente afecta el costo de la calefacción no es la brutal alza de las tarifas de gas, sino esas malditas ventanas sin burbujas.
Es admirable cómo Clarín se las ingenia para dar vuelta la tortilla y hacer sentir al usuario que el problema está en su falta de creatividad para aislar el hogar, y no en el descomunal aumento de tarifas que, sin los subsidios de antaño, ahora golpea como una piña en el estómago.
DEL SWEATER EN CASA A LA BURBUJA
Este tipo de consejos recuerda al célebre dicho de “ponerse un sweater más” que solía ser la solución mágica para todo malestar térmico en épocas del macrismo. Ahora se evolucionó: de los sweaters a las burbujas.
Además, Clarín no se limita a sugerir el uso del plástico burbujeante. No, la ironía se hace palpable cuando entre líneas se percibe el mensaje implícito de que, si no podés pagar la factura de gas, es porque no estás poniendo suficiente de tu parte para ahorrar.
Porque claro, ¿quién necesita calefacción adecuada cuando puede convertir su hogar en una especie de versión polar de un invernadero?
Si hace frío, ponete otro pullover.
Si todavía tenés frío, entonces la culpa es tuya por no haberle puesto plástico con globitos a las ventanas.
EL CONSEJO QUE PARECE UNA CARGADA
Es casi cómico, si no fuera trágico, cómo desde los medios corporativos se nos invita a aceptar que nuestro problema es la falta de ingenio y no los precios energéticos liberados que están llevando las tarifas a niveles insostenibles. Estos tips, lejos de ser una solución real, se convierten en una burla descarada.
Por supuesto, mientras el usuario se afana en envolver ventanas con burbujas, el costo de vida sigue en ascenso y el ajuste se siente en cada rincón del hogar.
Los medios hegemónicos, con su habitual destreza, nos “educan” para que aceptemos las penurias como algo normal, casi como una prueba de ingenio personal.
Si no se puede pagar la factura de gas, no es porque las tarifas sean ridículamente altas, sino porque uno no es lo suficientemente eficiente y creativo para envolver la casa en globitos.