La industria automotriz argentina vivió este jueves un hecho histórico: Nissan fabricó la última pick-up Frontier en su planta de Santa Isabel, en Córdoba, y con ello pone fin a su producción local. Esta decisión forma parte de un plan global de transformación de la marca, que también incluye el cierre de plantas en México y Japón, pero no deja de ser un golpe para la producción local y los trabajadores cesantes en un contexto de recesión económica.
Desde las 13:15 de este jueves 9 de octubre, la línea de producción dejó de operar, cerrando un ciclo que combinaba la tecnología de Nissan con la infraestructura y la mano de obra de Renault. Entre 2018 y 2025, ambas marcas trabajaron en alianza para producir las pick-ups Frontier y Alaskan, compartiendo plataforma y procesos industriales. Con la salida de Nissan, también se detendrá la producción de la Alaskan en la misma planta.
El impacto laboral es directo: unos 300 operarios de Renault Argentina se suman a un esquema de retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas, mientras la automotriz francesa avanza con la nueva pick-up Niágara, cuya producción está prevista para el próximo año. “Hace cinco años que sabemos que este momento iba a llegar, y lo estamos conversando con todas las partes, incluidos el sindicato y el gobierno”, señaló Pablo Sibilla, presidente de Renault Argentina.
Durante los últimos meses, la empresa y el sindicato Smata Córdoba trabajaron para asegurar una transición ordenada y preservar la continuidad de la planta, emblemática por más de 70 años de historia en la producción nacional. Desde la semana próxima, la línea de producción de Nissan comenzará a desarmarse y trasladarse a México, mientras se negocia con autopartistas qué parte del herramental también se exportará, en un proceso considerado tenso y complejo.
Un reflejo de la recesión industrial
La salida de Nissan no solo reduce la presencia de marcas en el mapa industrial argentino, que mantiene nueve plantas en funcionamiento, sino que también muestra cómo la recesión económica impacta sobre la industria y el empleo. La reconversión de la planta y el inicio de retiros y jubilaciones anticipadas refleja un ciclo de transformación que, aunque planificado, deja a muchos trabajadores en un limbo hasta que la nueva pick-up de Renault entre en producción.
Con el cierre de Nissan, Argentina pierde una automotriz, pero la transición hacia proyectos como la Niágara busca mantener la actividad de la planta de Santa Isabel y los empleos a mediano plazo. La historia de la Frontier quedará como un recordatorio del impacto de la crisis económica en la industria local.