Hace un par de meses y a través de un video en sus redes sociales una histórica escuela de Fotografía de nuestra ciudad anunciaba que cerraba definitivamente sus puertas a una formación profesional. Sus propios dueños felices definían: “Misión cumplida”, a 26 años de trabajo como formadores de camadas de fotógrafos profesionales.
Hoy 12 de diciembre y con la entrega de diplomas a quienes finalizan su ciclo 2022, se hace el cierre oficial a la primera escuela en La Plata que otorgó el título oficial de fotógrafo en la provincia de Buenos Aires. Su principal legado: haber dejado diagramado en un programa todos los contenidos que hoy estudian quienes deciden una formación a nivel provincial o nacional.
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INFOCIELO dialogó con Vicente Viola, fotógrafo urbano, arquitecto, creador y actual propietario de la escuela que lleva su nombre y quien se encuentra próximo a cumplir 70 años, el cual en primera persona nos cuenta los reales motivos de su decisión de cierre. Las razones no solo económicas y la aceptación a la presencia en lo cotidiano del celular y dispositivos tecnológicos que simplifican el trabajo en el área que maneja y de la que requiere potenciales interesados: la fotografía.
Los motivos de su cierre
“Misión cumplida”, rezaba el video difundido y que tomó de sorpresa a propios y ajenos al campo fotográfico, desde la escuela que Vicente y su esposa Graciela llevan al frente hace 26 años.
“Fue fuerte ese video en las redes, pero considero que lo definimos con las palabras justas porque fue una propuesta de enseñanza, de mi parte de más de 30 años, en los cuales en los últimos 26 llevé adelante la escuela. Creció siempre mucho, porque como les digo a mis alumnos, hay un contenido básico pero la fotografía es evolutiva. Yo siempre estuve pendiente de todo lo que se iba incorporando y ningún desarrollo de programa anual se parecía a otro”, dice Vicente.
“Finalizar esta etapa con la escuela es finalizar una etapa grande de mi vida porque mi padre era fotógrafo, y yo siempre viví de esto. Si bien estudié arquitectura, conviví con las dos profesiones hasta que me dediqué a ejercer la docencia. Daba cursos sueltos por la ciudad, y tuve la idea de crear una escuela, y considero que ha sido una muy buena idea. No quería dar cursos nada más, apunté a brindar una carrera de fotografía, busqué darle prestigio a la profesión que yo aprendí de oficio con mi viejo”, expresa Vicente.
Cabe destacar que la Escuela Vicente Viola, fue la primera que otorgó título profesional aquí en La Plata. “Una de las satisfacciones más grandes que me llevo es que hace 14 años, yo quería dar un título oficial de fotógrafo y no existía en la provincia, entonces comencé el camino de golpear las puertas de los ministerios planteando un programa, que es el que se ve actualmente en la provincia y en el resto del país en la formación de fotógrafo profesional. Yo me estoy yendo, pero eso queda y ese programa, cualquier escuela que quiera dictar la carrera de fotógrafo tiene que dictar este programa y sus contenidos”.
Ya con el logró de tener un número de resolución y brindar un título oficial la escuela se impulsó aún más, comenzando a despertar un interés que permitió el acercamiento de varías personas del interior, como así también del exterior para poder formarse en este espacio. “La escuela creció, estoy muy contento con el camino que hicimos con mi esposa Graciela que me acompañó siempre en esta gesta”.
Si bien en la época de pandemia fueron muchos espacios de formación artística que no pudieron sostener su trabajo y se vieron obligados a cerrar sus puertas, o achicar sus espacios, ésta no parece ser la principal razón para su cierre. “Los factores para este cierre son muchos. Uno es el vinculado directamente a lo técnico, ya que la fotografía evolucionó mucho”, explica Vicente. “Estábamos en lo analógico, pasamos a lo digital con un cambio importante. En ese momento surgió un montón de gente que no sabía usar la cámara y necesitaba hacer un curso, pero luego apareció el celular”.
El celular reemplazó a la cámara
Para Vicente Viola la aparición del celular y la universalización en su uso, sumada a las infinitas posibilidades de simplificar la tarea produjeron un cambió más que significativo, en el plano social, y visto desde su área profesional. “Hoy ya no hay más cámaras fotográficas en la calle. Si uno presta atención: ¿quién tiene una réflex? Solo un profesional o algún foto-amante, alguno que le guste mucho la fotografía. Todos estamos viendo el mundial en estos momentos. ¿Quién dentro del público tiene una réflex? Nadie, solo los fotógrafos que se encuentra en el sector de periodistas. Eso pesó muchísimo porque el celular te hace Photoshop, te acomoda la foto, te hace sonreír, te acomoda el fondo”.
Viola, explica lo que maneja en lo cercano y su vivencia al frente de una escuela, pero sus palabras son una invitación a reflexionar, sobre el uso tecnológico y los constantes cambios en las prácticas sociales: “Con la aparición del celular, cayó la necesidad de la gente de aprender de fotografía, porque el celular te responde a tus requerimientos. Yo mismo digo; lo resuelvo con el celular. Por dar un ejemplo simple: el contraluz te lo resuelve mejor el celular que la cámara, si le retocás con Photoshop lo arreglas aún más”, sintetiza.
“El celular reemplazó la cámara, con su fuerte presencia en nuestras vidas apareció menos intención y necesidad de aprender fotografía. La gente ya no tiene más cámara. Dentro de poco va a ver un llavero con una cámara y un chico no va a saber qué es: un llavero, o una cámara de juguetes. Está desapareciendo la herramienta cámara de fotos.”
La Escuela pos pandemia requiere presencialidad
Por la pandemia, la escuela admite también una baja importante en la matricula y la obligada invitación a que aparezca en todos los espacios educativos: la enseñanza on line. “Esa modalidad quedó y ya ahora la gente, da la sensación que no quiere moverse para venir a estudiar, esa es otra, descubrimos todos que hay muchas cosas que se pueden resolver desde la casa el home office”.
Como ocurre en otras carreras, la formación en fotografía requiere de la presencialidad. “Si bien hay mucha gente que la hizo de lejos hay cosas que las tenés que vivir, quemarte con el tacho de luz, no es una carrera que se pueda hacer totalmente on line”.
La escuela sin socios ni herederos
“Dentro de poco en enero cumplo 70 años, tengo dos hijos que estudiaron arquitectura, se recibieron, pero ellos están en su mundo, no les puedo decir: hacete cargo de esto, aunque uno de ellos estudió fotografía. Ambos están en el desarrollo de su profesión. Por ese lado no se dio que la escuela siga, aún sostenida sin mi presencia o la de mi esposa.
Otra posibilidad que manejaron era la que docentes de una escuela de fotografía de Buenos Aires se hicieran cargo. “Estuvimos charlando con una escuela importante de Capital Federal, pero a esa escuela le pasa lo mismo totalmente. No es que en La Plata nadie quiere estudiar fotografía”, explica el creador de la escuela. “Ahora por ejemplo están terminando la promoción, pero son pocos los interesados que quieren seguir profesionalizándose aún más y yo tengo una infraestructura muy grande entre docentes y una edad que si bien puedo seguir en actividad no logré traspasar o trasladar la gestión de llevar adelante una escuela”.
Nunca imaginé que iba a cerrar la escuela.
Durante estos años su esposa Graciela, docente y fonoaudióloga fue su compañera, pero desde otro lugar a la enseñanza misma de la profesión. “Ella gestiona muy bien la parte humana con los chicos. Si bien yo lo puedo hacer considero que ella en eso me gana, me supera. Yo soy más de lo técnico, pero hemos hecho una muy buena dupla. Es un gran sostén de mi proyecto. Nos hemos complementado muy bien en la escuela y en la vida”.
“Una cosa es enseñar fotografía y otra cosa es hacer buena gestión. Yo estoy conforme de haber hecho una buena gestión con esa perlita de haber logrado la oficialidad del título para la provincia de Buenos Aires. Soy muy organizado en mi vida, en mis cosas y la traduje en la escuela. Seguimos pensando qué hacemos, si bien el edificio es nuestro tomamos la decisión y cerramos el ciclo.
La escuela y su estilo propio, según su creador
“Hay y hubo muchas escuelas de fotografía en La Plata, pero la impronta de mi escuela fue el oficio, lo que yo aprendí de mi viejo: lo práctico. No lo práctico de saber hacer una foto, sino que te sirva como herramienta de trabajo para vivir. Si después la querés usar para ser artista la vas a tener, porque por suerte el plantel docente que he tenido es muy artístico digamos, pero el perfil de mi escuela fue el ser práctico profesional y tengo la satisfacción que en todos los medios gráficos de La Plata hay fotógrafos ex alumnos de la escuela. En todos los ministerios que hoy tiene fotógrafos oficiales la mayoría son de mi escuela. Personas que han emigrado, muchísimos que están trabajando y para nosotros es una gran satisfacción”.
El legado lo vivencia en lo cotidiano, aún por fuera de las puertas de la escuela. “Voy a una fiesta, un cumpleaños, un casamiento, y me encuentro con que el fotógrafo es un ex alumno. Ahí es cuando decís: pucha la semilla brotó. Mi viejo era un fotógrafo de la calle, de la playa, de sociales y cuando empecé a enseñar pensé; quien te enseña a hacer un casamiento, un cumpleaños de 15, una fiesta o un exterior”, pregunta y responde Vicente: “nadie”.
Un cierre sorpresivo para el círculo de fotógrafos platenses y la comunidad de la escuela
Al momento que se comunicó esta decisión del cierre y de la culminación de un ciclo, ya sea desde el círculo intimo la familia o a través de las redes a la comunidad, actuales alumnos y personas que pasaron a lo largo de estos 26 años se mostraron más que sorprendidos. “Aparecieron cantidad de comentarios, aquellos que te llenan un poco el alma. Nos expresaban su paso por la escuela, y la semilla que les generó en su vida haber pasado por ella, desde lo laboral y en algunos desde el plano artístico”.
Vicente comenta que fue sorpresa para la mayoría, ya los más cercanos sabían que la Escuela Vicente Viola se iba terminando. “Decir, hasta acá llegamos, misión cumplida, nos pareció una forma digna, con la cual cerrar este momento de nuestras vidas. Ahora me quedé sin trabajo, pero ya está, estoy jubilado por otro lado como arquitecto y la satisfacción de la gente misma.
¿En lo personal a qué se va a dedicar, va a ser vida de jubilado?
(Risas) Tengo mi otra locura. Soy coleccionista de lápices y ya tengo una página web porque tengo mas de 22000 lápices y manejo un grupo internacional de coleccionistas de lápices y me he puesto a diseñar lápices de cosas que no existen. Lápices de universidad, de Estudiantes, de Gimnasia, que no es muy común en Argentina, aunque en el mundo se ve en todos lados. Tengo un grupo de coleccionista de 40 coleccionistas del mundo y ya van dos veces que nos hemos juntado. Nos vamos a juntar nuevamente muy pronto”.
“Estoy ofreciendo lápices a los museos que se los diseño yo. Logro mezclar la fotografía, el diseño y la locura de los lápices. Digo locura porque somos muy pocos los coleccionistas de lápices en el mundo. Mi página web se llama matiteviola.com.ar
Seguirá siendo fotógrafo: “Salgo a la calle y no dejo pasar mi ojo”
Me preguntan: no vas a ser más fotógrafo. Que no tenga mi escuela no quita que sea fotógrafo. Mi perfil es urbano, tengo libros de fotografía urbana. Salgo a la calle y no dejo pasar mi ojo, veo que algo es una foto y la saco. Me gusta mucho sobre todo cuando viajo. Sin mi espacio la escuela, lo canalizaré por las redes sociales.
Hoy 12 de diciembre se hará la última entrega de diplomas, en el salón de la Honorable Cámara de Diputados en calle 53, entre 8 y 9 y para ello están invitados docentes, ex docentes y gente más allegada a la escuela. Si bien el acto es para la entrega de diplomas servirá además para formalmente hacer el cierre de la escuela. “Siento que me voy a ir con orgullo”, concluye Vicente Viola.
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