En la ciudad de Ensenada se avanza con la construcción del edificio que funcionará como el Archivo Histórico de las Madres de Plaza de Mayo. La obra situada en 122 y Camino Rivadavia contará con 5 pisos donde se custodiará documentos inéditos pertenecientes al pueblo y que estarán al alcance del pueblo.
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La lucha histórica de las Madres de Plaza de Mayo
El sábado 30 de abril de 1977, 14 mujeres se reunieron por primera vez frente a la casa Rosada, en plena dictadura, para exigir información sobre sus hijos e hijas que habían sido secuestrados y de los que no se sabía nada. “Individualmente no vamos a conseguir nada”, se le escuchó decir a una de ellas.
La idea se concretó y fueron hacia la Plaza de Mayo. Azucena, Berta Braverman, Haydée García Buelas, María Adela Gard de Antokoletz, Julia Gard, María Mercedes Gard, Cándida Gard, Delicia González, Pepa Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin y dos mujeres más de las que no se conocen sus nombres.
El Estado de sitio había sido decretado por la dictadura y regía por esos años. Se impedía la reunión de más de dos personas en un lugar público. Un policía se acercó el primer día que marcharon y les ordenó “circular”. Entonces, se tomaron de los brazos, de dos en dos, y comenzaron dar vueltas alrededor de la Pirámide de Mayo. Era el comienzo. Después de aquel día las Madres decidieron hacer eso mismo una vez por semana, aunque cambiaron el día. No sería sábado porque habitualmente no había mucha gente en el centro: sería los días jueves.
En octubre de 1977 se iba a realizar la tradicional peregrinación católica a Lujan y las Madres decidieron usar por primera vez algo que quedaría como símbolo de su lucha: el pañuelo blanco.
La peregrinación era la única actividad multitudinaria que por esos días era permitida por la dictadura. Frente a la Basílica de Luján reclamaron y rezaron por los desaparecidos.
Lo que comenzó con estas mujeres tomó fuerza muy rápido y la dictadura intentó eliminar a las Madres desapareciendo a tres de sus referentes, a fines de 1977. Al igual que los hijos e hijas a los que buscaban, Azucena Villaflor de De Vincenti, Esther Ballestrino de Careaga y María Ponce de Bianco fueron secuestradas y desaparecidas entre el 8 y el 10 de diciembre de ese año.
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