En el Hospital Materno Infantil de Mar del Plata sucedió lo que podría ser la escena perdida de una telenovela escrita por un guionista trasnochado a base de mate cocido y clonazepam: una abuela fue a visitar a su nieta internada y, como quien no quiere la cosa, terminó saliendo con algo más que ternura en el bolsillo. ¿Flores? ¿Caramelos Sugus? No. Un iPhone rojo.
La protagonista de esta saga es una mujer de 63 años que llegó al hospital con cara de “vengo a ver a mi nietita” pero terminó siendo conocida como la vieja choriza, un apodo que ya circula entre camilleros, enfermeros y hasta en la cafetería del hospital. Todo parecía una escena normal: una abuela caminando por los pasillos. Pero, ojo, las cámaras no perdonan.
IN “IPHONE” FRAGANTI
El sistema de seguridad la pescó merodeando el sector de enfermería como quien busca un enchufe para cargar el celu. Pero no. Lo que hizo fue meterse al área sin autorización, mirar, tantear y salir, minutos después, con un bulto misterioso en el bolsillo. No era un pañuelito con olor a perfume ni una gasa porque se hubiera cortado un dedo. Era el iPhone 100% real, no fake, de una enfermera de 42 años que estaba trabajando en ese momento.
La víctima, cuando notó que el teléfono ya no estaba donde lo había dejado, levantó la mano como si pidiera cambio de turno y dijo: “Acá pasó algo raro”. Pidieron las cámaras y ¡voilà! Ahí estaba la nonna ladrona, haciendo su versión geriátrica de “Ladrón sin Destino”.
Seguridad llamó a la policía y en pocos minutos la señora fue interceptada mientras seguía paseando por el hospital como si nada.
La policía se la llevó para identificarla y, aunque no se resistió (no estaba para tirarse al piso ni hacer piruetas, tampoco), se le inició una causa por hurto. El fiscal Fernando Berlingeri, de la UFI N.º 14, se hizo cargo del expediente. Según fuentes judiciales, se le notificó formalmente la acusación pero no quedó detenida. Está libre. Libre como el Wi-Fi del hospital.
¿Y el iPhone? En manos de la justicia, claro. Mientras tanto, en los pasillos del hospital, la historia de la abuela pilla se convirtió en leyenda urbana. Algunos dicen que fue por necesidad, otros juran que se confundió, y hay quien cree que simplemente no pudo resistirse al rojo pasión del celular.
Lo cierto es que en Mar del Plata ya hay una nueva celebridad local que deja en el olvido a “Pepita La Pistolera”: es la abuela “Robaphone”.

