Carlos Carrascosa, viudo de María Marta García Belsunce, no quiere cerrar su historia con una absolución. Después de ver condenado a Nicolás Pachelo en 2024, se prepara para otro capítulo judicial: una demanda internacional contra el Estado argentino y la provincia de Buenos Aires por haberlo privado injustamente de su libertad durante años y por el daño moral que sufrió.
Su abogado, Fernando Díaz Canto, confirmó que el reclamo ya fue presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y que el objetivo es “obtener la reparación integral del daño moral y material sufrido”.
Si bien el monto aún no fue fijado oficialmente, todo indica que la cifra rondará los 2,6 millones de dólares.

Cómo se calcula la compensación
El estimativo surge de comparaciones con fallos previos de la justicia argentina y de la propia CIDH en casos de prisión injusta.
En promedio, las indemnizaciones reconocidas oscilan entre US$ 250.000 y US$ 500.000 por cada año de privación indebida de libertad. Carrascosa estuvo seis años detenido —cuatro en el penal de Campana y dos bajo arresto domiciliario en un country de Escobar— y su caso tuvo una exposición mediática sin precedentes.
Considerando el daño económico, el sufrimiento personal y la afectación a su imagen pública, la cifra estimada se ubica alrededor de US$ 2,6 millones. A diferencia de otros casos, el suyo implicó una condena social antes incluso de la judicial, con años de titulares que lo señalaban como “el asesino de su esposa”, una carga difícil de revertir incluso después de su absolución.
La búsqueda de justicia y reparación moral
A los 79 años, Carrascosa insiste en que su reclamo no es solo económico, sino simbólico. “Fui el preso más famoso de la Argentina sin haber hecho nada”, dijo en reiteradas entrevistas. Durante su detención perdió bienes, vínculos y buena parte de su salud emocional.
Hoy busca una sentencia que no solo confirme su inocencia, sino que reconozca oficialmente que el Estado se equivocó.
El caso García Belsunce marcó un antes y un después en la relación entre los medios y la Justicia argentina. Expuesto a la opinión pública, Carrascosa fue el “monstruo”, rostro de un proceso plagado de irregularidades, prejuicios y presiones mediáticas.
La condena a Pachelo cerró la parte penal del caso, pero dejó abierta la herida de quien fue señalado durante años como culpable.
La demanda ante la CIDH podría tardar varios años en resolverse, pero si se aprueba, el Estado argentino y la provincia de Buenos Aires enfrentarán una indemnización millonaria.
Para Carrascosa, sin embargo, el dinero no es lo más importante. “Lo único que quiero —dijo— es que reconozcan que me destruyeron la vida por un error”.
Después de más de dos décadas de calvario, el hombre que alguna vez fue condenado como asesino y luego reivindicado como inocente busca ahora el cierre definitivo de su historia. Una reparación que, más que económica, tiene el peso de la justicia tardía, pero necesaria.

