Los jueces de un tribunal de San Isidro absolvieron hoy a Nicolás Pachelo hoy por el crimen de María Marta García Belsunce, asesinada el 27 de octubre de 2002 en su casa del country Carmel de Pilar, por lo que a 20 años queda impune uno de los casos policiales más resonantes de la historia criminal argentina y sin la posibilidad de que se impute a otra persona por la prescripción de la causa, informaron hoy fuentes judiciales.
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de San Isidro absolvió, por mayoría, a Pachelo al encontrarlo inocente del delito de “homicidio triplemente agravado por haber sido cometido con el uso de arma de fuego, por su comisión criminis causa y agravado por alevosía en concurso real del delito de robo calificado por el uso de armas”, en perjuicio de García Belsunce.
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En tanto, Pachelo fue condenado hoy a nueve años y seis meses de prisión por una serie de ocho robos en distintos countries del Gran Buenos Aires, lo cuales había reconocido su autoría durante el juicio oral.
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de San Isidro condenó a Pachelo, por seis robos -en dos fue absuelto-, cometidos entre 2017 y 2018, al considerarlo coautor del delito de “robo agravado por haberse cometido por efracción”.
Los siguientes son los elementos principales sobre los que el Ministerio Público Fiscal y la defensa de imputado Nicolás Pachelo sustentaron sus alegatos:
-¿Qué hizo Pachelo aquel 27 de octubre de 2002?:
Pachelo siempre consideró que el 27 de octubre del 2002 fue un domingo normal. En una de sus últimas declaraciones ante el tribunal, dijo que ese domingo se levantó, desayunó, se fue a jugar al fútbol y por la tarde fue a buscar a su hijo a la casa de un vecino. Regresó a Carmel 17.37, tal como quedó registrado en las cámaras de seguridad. Según él, se bañó y salió a buscar el auto de su mujer, que lo había dejado estacionado en el Club House.
Para la fiscalía Pachelo no fue nunca a buscar el auto de su por entonces esposa, sino que salió de su casa para cometer el robo en la vivienda de García Belsunce.
La clave de la imputación fiscal fue la nueva hora del asesinato de María Marta fijada por un forense alrededor de las 18.30. Ese día se ubicó a Pachelo en Carmel entre las 17.37 y las 18.59, es decir que se retiró 29 minutos después de cometido el homicidio.
-El perro “Tom”:
La desaparición del perro labrador negro llamado “Tom” que María Marta tenía como mascota fue uno de los ejes centrales del juicio.
Para la parte acusadora, Pachelo le robó el perro a María Marta, “que era como un hijo para el matrimonio Carrascosa-García Belsunce”, según explicó el fiscal Ferrari.
Esto fue señalado también por varios familiares de la víctima, vecinos del Carmel y hasta por una empleada que dijo que la mucama de Pachelo le había dicho que su patrón tenía encerrado al animal en su casa.
Para contrarrestar estos testimonios, la defensa presentó una serie de disketes que contenían tres documentos en los que presuntamente María Marta describía cronológicamente los hechos ligados a la desaparición de Tom y en los cuales no mencionó a Pachelo como su principal sospechoso, sino a los vigiladores.
-El “modus operandi”:
Durante el debate también se juzgaron una serie de robos que Pachelo cometió entre 2017 y 2018 en distintos countries del conurbano bonaerense, en donde asaltaba viviendas haciendo inteligencia previa para corroborar que sus moradores no estén presentes.
Según la acusación, Pachelo ingresaba a las viviendas generalmente los domingos entre las 18 y 19, cuando se producía el cambio de guardia de los empleados de seguridad privada del country y en el horario en que las casas quedaban vacías, ya que sus propietarios regresaban, en su mayoría, a la ciudad de Buenos Aires, luego de pasar el fin de semana.
Para la fiscalía, Pachelo ingresó a lo de María Marta con el propósito de robarle y dentro de la propiedad fue sorprendido por la socióloga, quien lo reconoció, se trenzaron en lucha y terminó matándola de seis disparos.
La defensa de Pachelo indicó que ninguno de esos robos fue bajo una modalidad violenta y que en ninguno ingresó con un arma de fuego.
-Revólver calibre .32 largo:
El arma con la que fue asesinada María Marta jamás fue encontrada. Por eso, uno de los ejes del presente juicio para la fiscalía fue demostrar que Pachelo manipuló un revólver .32 largo, mismo calibre con el que fue cometido el crimen en los días previos.
Para ello, los fiscales exhibieron un video grabado con una cámara oculta en 2003 en el que un empleado de la tosquera de la familia Pachelo menciona que había acompañado a Nicolás “a comprar balas calibre .32 largo” a dos locales en Pilar días antes del crimen y que, luego, le había prometido que le iba a dejar el arma para que la tenga por seguridad en la tosquera.
La defensa tiene a su favor que jamás se encontró el arma utilizada en el crimen de María Marta y sostuvo que no se comprobó durante todo el debate que Pachelo hubiese tenido un revólver calibre .32 largo.
-Los tres adolescentes que se cruzaron con Pachelo y María Marta:
Santiago Asorey, Marcos Cristiani y Pedro Aspiroz Achaval eran tres adolescentes que vieron pasar trotando a Nicolás Pachelo aquella tarde lluviosa de octubre detrás de María Marta, yendo en la misma dirección, quien regresaba a su casa en bicicleta.
Al declarar como testigo en este nuevo juicio, Aspiroz Achaval, la última persona que vio con vida a la socióloga, aseguró que “primero dobló Pachelo y luego María Marta” y que él no siguió ese camino “porque le tenía miedo” al acusado.
La defensa de Pachelo sostuvo que este testimonio no es claro ya que los tres adolescentes no coinciden en recordar cómo lo vieron a Pachelo vestido y que los lugares donde señalaron haberlo cruzado, no indican que luego su cliente haya ingresado a la vivienda.
-¿Preguntó por un crimen cuando se hablaba de accidente?:
Los testimonios más fuertes que hubo en el juicio fueron los de dos mozos, Walter Mantovani y Miguel Ángel Monzón, quienes trabajaban en una estación de servicio de Pilar y señalaron que el lunes posterior al crimen, entre las 6 y 7 de la mañana, Pachelo se acercó y les preguntó “si escucharon algo sobre la mujer que mataron ayer en Carmel”, cuando ese día solo se comentaba que la muerte había sido accidental en una bañera.
Para contrarrestar estos testimonios, Pachelo añadió por escrito la declaración de su exempleada (fallecida hace unos meses), en la que señaló que siempre se levantaba “entre las 9 y 9.30”, además de unos registros de antenas de telefonía celular que indicaron que la primera vez que activó el teléfono aquel 28 de octubre fue minutos antes de las 8 de la mañana en su casa de Carmel.
Además, los testimonios de empleados de la empresa de seguridad privada Cazadores, encargada en Carmel, aseguraron que durante esa madrugada no lo vieron salir del barrio privado.
-Las llamadas a inmobiliarias:
Los fiscales introdujeron un listado de llamados que Pachelo recibió y realizó los días siguientes al hecho, demostrando que triplicó su actividad con relación a la semana previa al crimen y que la mayoría de esas llamadas eran a inmobiliarias, evidenciando que “quería irse” del Carmel tras el crimen.
La defensa mostró que Pachelo ya venía hablando con distintos agentes inmobiliarios para vender su casa porque quería irse a vivir a la Capital Federal cerca de su madre, Silvia Ryan, ya que, según las palabras del propio imputado, “era padre, tenía tres hijos y toda mi vida en Capital”.
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