David Ibañez es de Punta Alta. Estudió tres años para ser contador, para luego ingresar al Seminario de La Plata y tras 9 años y a semanas de consagrarse sacerdote, decidió dejar todo por amor. Vive en La Plata, se casó en el 2006 y tiene dos hijas, Agustina y Josefina, con su esposa Milagro. Sigue considerando a Dios como “ese gran amigo”
Una historia distinta. Hay muchas historias parecidas de aquellos que piensan que van a estar el resto de su vida dedicados a una determinada profesión o a una misión en la vida y de golpe dan el volantazo. Y de eso se trata, ¿no? ¿Cómo andás? Bienvenido. Estudiaste para ser sacerdote. Y un día para el otro…
Bueno, no fue de un día para el otro.
Claro, fue un proceso. Pero dijiste esto no es para mí porque te enamoraste…
Sí, yo ingresé al seminario San José, acá en La Plata, en frente al Parque Castelli. Y ingresé en el 97, en marzo del 97. Estuve muchos años ahí, 9 en total, entre dudas y qué sé yo. Y en el 2005, quien es mi actual esposa, vino a vivir y estudiar en La Plata y ahí estrechamos mucho el vínculo y todo en el proceso de ese año, de total definición para mí.
Porque era el año que ya definías, ya te recibías, digamos.
Claro, en ese año yo recibía la ordenación sacerdotal, primero de diácono y al año siguiente iba a ser como Sacerdote, pero al recibir el diaconado que es como la instancia previa yo ya definía absolutamente todo ahí. Y bueno, obviamente en el enamoramiento de pareja y demás no va entonces y yo tuve que decidir. Si bien otras veces me había pasado esto de tener un vínculo cercano con alguna chica siempre dije no, esto no tiene que ser para mí y lo dejé de un lado. Y seguí la carrera por decirlo de alguna manera para ser sacerdote. Pero lado con Milagros como que no pude, era el vínculo muy fuerte y a la vez yo creo que también una etapa de definición muy grande y decidí en ese noveno año ya con fecha de ordenación, el salón encargado, las tarjetas de invitación, la estola que es como el gran signo… Ya casi todo hecho y fue un salto al vacío muy grosso.
¿Qué te lleva a querer ser Sacerdote?
Yo estaba en la iglesia, soy de Punta Alta al Sur de la provincia de Buenos Aires. Y estaba en una parroquia y tenía como dos actividades grandes: una era trabajar en Cáritas, ahí atendíamos a las familias, charlábamos, hacíamos bien esto de la asistencia a través de alimentos y, también hacíamos como una labor yo diría de diálogo de cercanía con la gente y eso me atrapó un montón. Y también trabajado en Acción Católica y tenía un grupo a cargo de chicos y esa actividad de guía de conducir y me había impactado mucho. Entonces decidí entrar al seminario.
¿Y siempre estuviste vinculado a lo que es la solidaridad, a poder colaborar y a escuchar?
Sí, pero yo terminé la secundaria en el ´93 y empecé a estudiar Contador Público, hice tres años, en la Universidad Nacional del Sur. Me iba más o menos, no llevaba la carrera del día, pero ya tenía como nueve o diez materias. Pero empecé en la iglesia y al mismo tiempo empecé la Universidad. Entonces fueron dos caminos que yo quise dejar, había tenido esto de no es lo mío me parece, la contaduría capaz que va por otro lado, algo más humanístico y demás. Y bueno, en un encuentro en el verano de Acción Católica va un chico seminarista y me cuenta su experiencia y me pegó muy fuerte ahí en el 97, en el verano del 97 y a los dos o tres meses ingreso ya al Seminario.
Para…: hubo una persona que te contó su historia y a vos te impactó.
Sí, yo sentí lo que es como la elección de auténtica libertad. Es decir, yo siento que mi absoluta libertad se da en hacer esto, en donde yo puedo volcar lo que yo pienso, lo que yo soy, a lo que me puedo dedicar y exclusivamente a eso sin tener que estar pensando en otras cosas y a la vez un vínculo muy fuerte con Dios, entonces decir bueno si hay algo bueno para compartir de alguien es la fe es una manera de entender la vida de una manera particular entonces, bueno, entré de lleno ahí.
Me imagino tu diálogo quizás con Dios en ese periodo en el que vos estabas ya, bueno, pensando, ¿qué hago? Porque la conoces a Milagros, empieza ahí esta relación, no sé cómo llevaste ese conflicto interno. Ese conflicto fue muy fuerte, ¿no?
Porque hay un dicho en el Seminario, no sé si se seguirá usando, pero es más fácil entrar al seminario que salir, ¿no? Porque uno cuando está adentro tiene muchas experiencias de muchas cosas. Una de ellas es tener como muchas cosas que te llaman, y esa posibilidad de estar cerca de la gente, de decir palabras que por lo que uno representa ya tiene autoridad, capaz que si otro le dice lo mismo, yo no sé si tiene el mismo valor, pero bueno, siempre me costó salir, dejar el Seminario. Yo había tenido ya intentos, le había dicho a mi arzobispo de Bahía Blanca. Esto no es para mí, me cuesta muchísimo.
Tuviste varias veces la duda de seguir…
Yo, en el quinto año del seminario, yo le planteo a mi Obispo que quiero salir, y él me dice una frase que me persiguió varios años, hasta que me la pude sacar de encima: “Es muy difícil, pero a pesar de todo hay que seguir”. Entonces digo, bueno, será que es muy difícil, ¿no? Es difícil ser padre, es difícil ser un profesional dedicado y demás, será que también cuesta y hay que seguir. Pero un sacerdote me dijo “ vos podrías, si querés, convivir con eso… hacer las dos cosas. Es decir, ordenarte de sacerdote y después vincularte de alguna manera a alguna chica con el tiempo, como, bueno, tener la vida especial”. Acá no hubiera habido nunca un acuerdo porque la Iglesia jamás me hubiese permitido tener una familia. Por lo menos no por ahora, porque calculo que en algún momento eso se puede llegar a analizar.
¿De dónde viene el celibato? ¿Quién dijo, bueno, no pueden tener familia?
Digamos que el celibato se termina de instituir definitivamente a partir del siglo XVI. Siempre hay una traición bastante importante a lo largo de la Iglesia de que el sacerdote consagrado a Dios vive solo. Entonces tenemos testimonio de muchos santos, de los santos padres, que son como los que fundaron el pensamiento de la Iglesia a lo largo de los 7, 8 primeros siglos, donde esa dedicación exclusiva, donde uno vive soltero, consagrado a Dios, es como la base del sacerdocio. Eso se fue cimentando hasta que se hizo ley. Como una norma que se ha que respetar. Claro, en todo lo que es la Alta Edad Media y demás, hay crisis bastante fuerte, y después, bueno, siglo XVI, con los papas, con hijos, mujeres, qué sé yo, con siglo de Trento, en siglo XVI.
¿Qué pensás de eso? ¿Qué pensamiento tenés vos respecto de eso?
Yo creo que la opción, tal vez, no sería mala. Yo creo que está bien que exista que un hombre pueda dedicarse exclusivamente a ser sacerdote y que esa exclusividad tenga que ver con toda su vida. ¿Qué es lo que se está haciendo¿. Pero creo que eso, si se da, tiene que ser en un equilibrio relacional, donde hay una capacidad sana de vincularse con los demás, donde haya un trabajo interior, psicológico. O sea, creo que tiene que haber un combo bastante importante para eso. No solamente una norma a la que haya que adherirse sino también que sea una elección, pero una elección completa desde la propia historia de vida de uno y que eso no repercuta en otras cosas negativas después. Yo lamentablemente tengo la experiencia de que muchos compañeros míos de esos años y de los años que siguieron después dejaron el sacerdocio, muchos. Y en gran medida se debe a esta falta de maduración -no sé si decirlo psicológica o emocional- porque yo llegué a los nueve años a fuerza de decir “esto es difícil, tengo que seguir y me cuesta”. Entonces uno dice, bueno, no, ¿será que hay que seguir? ¿Cómo voy a decepcionar?.
Vos recién me decías que pensabas del celibato, pero ¿cuáles son las cuestiones que la Iglesia debería revisar? porque sabemos que hay cada vez menos sacerdotes hubo un impulso bastante importante con Francisco como Papa que él ya es una persona más abierta, de mente al lado de Benedicto, que era el papa anterior, pero hubo un impulso y unió bastante a los católicos la designación de Francisco como Papa pero igual siempre está faltando como algo para generar más curas? ¿Pensás que es necesario?
Creo desde mi humilde opinión que es muy importante que la Iglesia tenga como una mayor apertura hacia el laico, que es un cristiano comprometido con la Iglesia y quiere tener un lugar en la sociedad, como hombre o mujer de Iglesia. Entonces, esta iglesia todavía, aunque en el discurso se diga otra cosa, pero que todavía es tan sacerdote-dependiente. Se hace todo lo que dice el cura. Eso también, tal vez, si bien se va perdiendo con los años, pero yo creo que uno va a las iglesias y bueno, siempre es lo que dice el sacerdote. Me parece que esa mayor apertura haría como una mayor participación claro, ayudaría mucho más y después también me parece que también está poco claro a veces la labor del sacerdote yo creo que no sé, he conocido muchos, conservo algunas amistades de sacerdotes y demás, incluso de ex sacerdotes creo que también se desconoce yo creo que es una labor muy honorable, que a veces no se la valora tanto pero evidentemente y en la sociedad que vivimos hoy tan radicalizada en un montón de cosas esto de que sea un hombre solo es como no sé si es raro pero a mucha gente le suena extraño. Para mí no es extraño, yo pienso que puede existir tranquilamente pero sí que en algún momento habrá que volver a dar la discusión tendría que volverse a hablar por lo menos sí, esto de la iglesia en el concilio Vaticano II en la década del 60 del siglo pasado cuando comenzó esta discusión de si celibato sí celibato no más que todo opcional bueno se retiró esa discusión del concilio y quedó así. El Papa sacó un documento sobre el valor del celibato y demás y quedó ahí como en suspenso, pero no se volvió a revisar y tal vez se hará en algún tiempo. Yo intuyo que como muchas cosas sí, pero no lo sé.
Hay algunos cambios que se van dando quizás de manera muy lenta, no sé, porque por ahí no es tan lento para lo que significa la Iglesia en todo el mundo, pero por ejemplo, el hecho de que haya un arzobispo en La Plata, que viene de ser cura villero, ya eso le van dando más lugar a los que están trabajando en los lugares más necesitados, ¿no? ¿Pareciera o no sé qué opinas de eso?
Yo creo que hoy en la Iglesia, durante muchos siglos la Iglesia tuvo periodos de crisis en lo dogmático, en qué había que creer y qué no había que creer. Hoy en día la gran crisis es más pastoral ¿qué es lo que hay que hacer con el mundo que tenemos? Un sacerdote que tiene una experiencia pastoral muy cercana a las necesidades del pueblo, hace necesariamente que uno se plantee otras cosas y le vaya dando lugar y validez a un montón de acciones y de realidades de muchas debilidades, de muchas carencias, pero uno también puede explotar otras cosas. Y yo creo que sí, que este desafío pastoral de cómo guiar al pueblo, sea creyente o no creyente para que se encuentre con Dios una vida feliz y que sepa que Dios es ese gran amigo, que Dios es padre y que está para vos para lo que necesites. Después todo te saldrá difícil o te saldrá mal o lo que sea, pero lo tenés a Dios como amigo. Como amigo, como compañero. Entonces, pensar a un Dios Padre y compañero no es lo mismo pensar a un Dios que es un justiciero, que es el señor de la moral, que te dice qué es lo que está bien y qué es lo que está mal. Son como dos concepciones de Iglesia totalmente distintas. Y yo creo que hoy en día tal vez la gente busca más, bueno, qué es lo que tengo que hacer con la vida que tengo. y a veces buscan respuestas en un montón de maneras de pensar, de maneras de sentir el mundo y demás, que yo no sé si pueden llegar a ser las mejores o tan totalitarias en la respuesta. Creo que la iglesia o el cristianismo, mejor dicho, el cristianismo tal vez tiene una respuesta cercana de un Jesús que se acompaña y sentir a Jesús cerca es como todo …
¿Qué sentiste el día que dijiste “no es por acá”, que es por el lado de Milagros. ¿Qué te pasó?
Sentí lo mismo que me pasó al principio cuando decidí entrar al seminario sentí como una gran libertad enorme entonces estoy haciendo absolutamente lo que yo quiero y eso me da paz Lo mismo me pasó cuando decidí salir. Yo le comunico, todavía hay cosas que me las acuerdo muy bien: fue el 26 de septiembre del 2005 cuando le digo a mi Obispo que no voy a ordenarme de Sacerdote, que yo suspendo la ordenación, y que muy probablemente yo no vaya a ser Sacerdote porque me parece que mi camino iba por otro lado. Y el 30 de noviembre del 2005 terminó saliendo del seminario y fue muy normal, ¿no? Para mí ese día, como si, bueno, subí mis cosas que me quedaban al auto de Maxi de un amigo, me fui a dormir a su casa esa noche o todos esos días y a buscar trabajo, ¿no?
¿A qué te dedicas?
Entré a los 21 años y salí a los 30 del Seminario. 9 años de mi juventud ahí donada a la Iglesia. Yo salí y tenía que empezar de cero. En el currículum era muy raro cuando en las entrevistas me decían ¿pero no tenés experiencia laboral? No, porque estudié tres años en la universidad Contabilidad y nueve estuve estudiando pero en el Seminario.
¿Y qué hiciste? Estuviste estudiando, pero no trabajaste formalmente en nada. Ya tenías 30, ¿no?
Y, bueno, busqué trabajo de lo que sea. Tuve un gran inconveniente que por ser ex-seminarista. Monseñor Aguer, que era el arzobispo de la Plata y bastante conservador, otorgaba un permiso para que pudiéramos ser docentes dentro de la Arquidiócesis de La Plata, algo que nunca me otorgó a mí. De todos modos, he logrado comenzar a trabajar en diversos colegios.
Vuelvo a lo que te decía hoy del Papa Francisco, creo que generó por lo menos una movida distinta, pero bueno, falta un montón. El tema de los curas abusadores es un tema súper delicado, pero que hasta la llegada de Francisco ya indirectamente ni se hablaba. Y no sé cuánto avanzó él igual con el tema.
Sí, ahí en ese tema no sé bien. Yo en lo personal nunca vi nada raro. Sí siempre escuché del que tiene pareja. Tiene pareja varón, tiene pareja mujer. Eso siempre escuché. Pero tema abusos no, evidentemente está muy escondido, y por eso yo digo algo hay que hacer, de hacer terapia, de dejarse acompañar por un profesional. El autoconocimiento es fundamental para que uno se desarrolle muchísimo más y mucho mejor.
Mientras hablaba te miraba las manos. Tenés un montón de tatuajes.
Sí, me he hecho unos de Diego. De Maradona. Lo amo. Después de series. De Game of Thrones, Star Wars. Esos son los tatuajes. Harry Potter. Mucho El Señor de los Anillos.
¿Y las frases qué dicen?
La frase esta es del Hobbit, del Señor de los Anillos. También este es un saludo de Tolkien que cuando escribe inventa un idioma, una lengua que después hace distintas ramificaciones y demás y piensa una historia para esa lengua. Otro tatuaje dice “una estrella brilla en la hora de nuestro encuentro” es como un saludo de bienvenida y demás… Otro tatuaje es “No todo lo que brilla es oro y no todo lo que anda perdido sino en todo el que está vagando está perdido”. Después de cada frase, confiar, todo producto de la terapia, ¿no? Confiar, resignificar y seguir, queda mucho por sentir, vivir aquí y ahora, los nombres de mis papás, Félix e Inés.
¿Vos ahora qué es lo que haces?
Yo soy docente, trabajo en la escuela privada, doy formación religiosa en la escuela privada, dos escuelas de la arquidiócesis, y filosofía. Y en escuelas públicas también doy filosofía.
¿Y les contaste a los chicos que casi eras sacerdote?
Sí, en algunos sí, a veces tengo más.
¿Los inspira eso por ahí?
Les da mucha curiosidad. Les da mucha curiosidad mi historia, pero le da más curiosidad mi elección de vida con Milagros, mi mujer con la que tenemos dos hijas. Entonces, además, en una escuela trabajo con mi esposa donde ella es secretaria y los chicos la conocen, entonces ahí empieza toda la explicación.
Ay, qué lindo, es una historia de amor…
Y qué sé yo, no sé si tanto, pero bueno, llama la atención los nueve años.
Y que te la jugaste por ella…
Y no haber podido rechazar que quise hacerlo, como antes siempre había hecho, de rechazar ese sentimiento en pos de la vocación sacerdotal. No pude rechazar ese sentimiento y decidí y prueba de ese amor continuar dando clases y seguir tratando de que los chicos se acerquen a Dios.
Más allá de tu decisión, ¿qué mensaje le dejas a los chicos que son el futuro del país?
Yo creo que la vivencia de una libertad muy unida a la paz que yo sentí cuando salí del Seminario, esa paz donde ya sentía que era muy difícil lo que iba a venir, pero esa paz de elección para mí es fundamental. A los chicos siempre les digo que elijan lo que elijan, lo hagan con con todo su ser. Esto de soy yo el que elige, pero soy yo en mis emociones, en mis dificultades, en mis virtudes y en ese ser absoluto que soy, porque soy todo eso, soy mi defecto, soy lo que me sale, lo que no me sale y demás, que sean libres al elegir lo que quieran, pero que esa libertad está unida a la paz. No es ´hago lo que quiero´, sino hago lo que quiero pero que me da paz a mí y le da paz al otro también. Creo que hoy el ser libres es con el otro, no soy libre solo. El individualismo absoluto es uno de los grandes mensajes que combate el Papa Francisco. Yo soy, pero soy con el otro. No puedo nunca olvidarme de que hay un nosotros.
Hay una cosa ahí de no estoy viendo al otro desde arriba, desde los políticos para abajo, no se está pensando en el otro.
Creo que ahí hay algo que debemos repensar, al menos cuestionarnos. No digo que todas tengan que pensar así, pero hay algo que hay que volver a pensar de cómo es que tengo que construir la libertad mía y la libertad del otro.