En el escenario del Peacock Theater de Los Ángeles, se celebró una de esas ceremonias que hacen más que honrar el pasado: reconfiguran el canon. La gala de la clase 2025 del Rock & Roll Hall of Fame no fue un desfile de nostalgia elegante, sino un estallido generacional, una sinfonía de cross-overs, un cruce entre el grunge, el rap, el garage rock, el pop ochentero y la banda clásica de estadio.
La lista de inductees era tan variada que resultaba casi política en su contundencia. Según el sitio oficial del Rock Hall, los homenajeados en la categoría de “Performers” fueron: Bad Company, Chubby Checker, Cyndi Lauper, Joe Cocker, OutKast, Soundgarden y The White Stripes.
Complementaron la velada los reconocimientos de influencia musical: Salt‑N‑Pepa y Warren Zevon, además de los galardones a la excelencia musical para Thom Bell, Nicky Hopkins y Carol Kaye.
Pero más allá de nombres y categorías, lo que brilló fue la puesta en escena, la mezcla de generaciones y los momentos inesperados.
Desde el primer acorde, la noche olía a historia. Soundgarden encendió la mecha cuando con sus miembros sobrevivientes y el bajista original Hiro Yamamoto re-unido por primera vez en décadas, subieron para interpretar “Rusty Cage” y “Black Hole Sun” con una versión incendiaria, acompañados por invitados de lujo y con imágenes de Chris Cornell flotando sobre las pantallas como un espíritu que todavía ruge. Fue uno de esos momentos en los que el rock vuelve a sentirse peligroso.
Después, Cyndi Lauper se adueñó del escenario con una mezcla de furia y ternura. Vestida de rojo eléctrico, se despachó con Girls Just Want to Have Fun junto a Avril Lavigne y Salt-N-Pepa, dejando claro que el pop también puede ser una forma de resistencia. “Las chicas querían divertirse, pero también querían cambiar el mundo”, dijo antes de recibir su estatuilla, en uno de los discursos más potentes de la noche.

El toque nostálgico vino con Bad Company, que sonó más sólido que nunca con la voz de Paul Rodgers todavía filosa, y con homenajes de Joe Perry y Nancy Wilson, quienes recordaron lo que era “ser una banda de ruta antes del GPS y el autotune”.
OutKast, por su parte, llevó el hip hop al corazón del Hall. Con un medley que unió Hey Ya! y Ms. Jackson, André 3000 y Big Boi demostraron que el rap también pertenece a la historia grande del rock. “Esto es soul, funk, punk y rap —es libertad”, dijo André, vestido con un traje plateado imposible de ignorar.

Y luego, el cierre que todos esperaban: The White Stripes. Jack White subió solo al escenario, sin Meg, pero con una banda de relevo integrada por Olivia Rodrigo, Feist y miembros de Twenty One Pilots. Cuando arrancaron Seven Nation Army, el teatro completo se convirtió en un coro unísono. Fue catarsis pura: la canción que alguna vez dominó estadios ahora se transformaba en un himno generacional sin dueño, sin época, eterno.
Entre los homenajes paralelos, se destacó el tributo a Warren Zevon, presentado por un emocionado Jackson Browne, y la distinción a Salt-N-Pepa, pioneras que redefinieron lo que significa ser mujer en la industria musical. También hubo guiños a los gigantes silenciosos: Carol Kaye, Nicky Hopkins y Thom Bell, nombres que moldearon el sonido del siglo XX desde la trastienda.
El homenaje-mash-up a Sly & the Family Stone: un arranque de pure groove con Stevie Wonder, Flea, Beck y Jennifer Hudson que devolvió al público a los cimientos del funk/rock/soul.
La ceremonia, transmitida por Disney+ y ABC, no fue solo un repaso de glorias pasadas. Fue una declaración de principios. En tiempos donde el streaming amenaza con convertir todo en fugaz, el Hall of Fame reafirmó la idea de legado, de peso, de permanencia.
La edición 2025 del Rock Hall fue un acto de afirmación: señalar que el rock, y más allá del “rock”, sigue vivo, relevante, en diálogo con su pasado y su futuro. Los nombres pueden parecer de generaciones distintas, pero esa heterogeneidad fue precisamente lo que le dio potencia al show.
Cuando las luces se apagaron y los aplausos resonaron, uno no pudo evitar pensar: “esto no fue solo para honrar… es para continuar”.

