En 2016, Gustavo Cordera quedó en el centro de una de las polémicas más fuertes que atravesó el rock nacional. Invitado a una charla en la escuela de periodismo TEA, lanzó una frase que generó un repudio inmediato y marcó su carrera para siempre: “Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo porque son histéricas y sienten culpa por no poder tener sexo libremente”.
A partir de allí, el músico fue cancelado, perdió contratos, dejó de sonar en radios y fue apartado de festivales. Su nombre, hasta entonces asociado a La Bersuit Vergarabat, pasó a ser sinónimo de escándalo. Hoy, a una década de aquella declaración, el cantante rompió el silencio en una entrevista con Pedro Rosemblat en el programa de streaming Industria Nacional y habló de cómo vivió ese proceso.
La entrevista de Gustavo Cordera: del dolor a la reflexión
Consultado por Rosemblat sobre qué balance hacía a diez años de la cancelación, Cordera no esquivó el tema. “Nunca antes en la historia de la humanidad se vio una organización tan eficiente, tan coordenada y de tanta inversión para la cancelación y persecución de una persona”, aseguró. Y agregó: “Fueron seis o siete años donde no pude tocar en ningún festival, donde no me pasaban en ninguna radio, ni se me podía nombrar”.
El músico también confesó el sentimiento de aislamiento que lo acompañó durante esos años: “Me sentí muy solo cuando me condenaron. Son muy pocas las personas que te acompañan cuando te mandás una cagada”. Sin embargo, sostuvo que ese proceso también lo transformó: “Ese personaje que la gente asesinó, era un personaje que a mí no me quedaba. Creo que la gente me operó… no tuve la valentía de hacerlo yo conmigo mismo, y de alguna manera lo tengo que agradecer”.
La frase que marcó un antes y un después
El episodio que detonó la cancelación ocurrió durante aquella charla de 2016, cuando fue consultado por las denuncias de abusos sexuales contra otros músicos de rock. Además de la frase sobre las mujeres, llegó a decir: “Es una aberración de la ley que si una pendeja de 16 años con la concha caliente quiere coger con vos, vos no te las puedas coger”.
El repudio fue inmediato. Organizaciones feministas, colegas y gran parte del público se manifestaron en contra. Cordera intentó defenderse en su momento con un texto publicado en redes, donde señaló: “Tal vez el lenguaje que utilicé fue demasiado ordinario como a veces me caracteriza, pero también veo a gente sedienta de condenar cuando en ese momento frente a frente se ha quedado en silencio”.
El presente de Cordera
Hoy, lejos del ruido mediático y con apariciones públicas esporádicas, Gustavo Cordera vive en el balneario uruguayo de La Paloma, donde reside con su familia desde 2006. A diez años de la declaración que lo marginó del mundo artístico, el músico reapareció en los medios para revisar aquel pasado que lo dejó, según sus propias palabras, “solo y cancelado”.