Marcos Rojo ya es jugador de Racing: aunque no luzca su apellido en la camiseta por cuestiones vinculadas exclusivamente a la rivalidad con Independiente, el zaguero de 35 años que fue tanteado para volver a Estudiantes finalmente ya se entrenó bajo las órdenes de Gustavo Costas. Un DT que lo contrató por una razón específica ligada a su temperamento.
Fue el propio Marcos R. –así lucirá su nombre en la camiseta y lo llamarán los hinchas para evitar la herejía de nombrar lo que cromáticamente se vincula con el CAI– el que explicó el motivo que Costas le dio al justificar su contratación procedente desde Boca (rescindió su vínculo).
“Costas me dijo que quería un hijo de puta en el equipo. Esas fueron sus palabras”, dijo Rojo sin poder contener la risa al revelar aquella primera charla con su nuevo entrenador. Que, siguiendo sus propios parámetros lingüísticos y discursivos, no lo llamará por su apellido: el hombre no habla ni usa nada… de ese color.
Por caso, el central destacó lo especial de “llegar a un club así, tan grande como Racing, con tanto prestigio y tantas cosas por delante”, pero que “uno viene acá sin dudas para ganar la Copa Libertadores”. Claro, algo que MR conoce a la perfección: formó parte del staff del torneo que Estudiantes ganó en 2009. Incluso lleva ese trofeo tatuado.
La Acadé, su nuevo desafío
Pero, claro, su cabeza está en Racing. “Ya me entrené con el grupo, me sentí muy cómodo. Son grandes chicos. Llegar a un club así en este momento de mi vida me pone muy contento y me dan ganas de seguir demostrando”, se emocionó con su fichaje que, por cuestiones reglamentarias, por ahora sólo será para la Libertadores y la Copa Argentina.
Marcos Rojo ya está enfocado, de hecho, en este torneo internacional: viajará con sus nuevos compañeros para el partido que Racing jugará este martes a las 21.30 ante Peñarol, por los octavos de final de la Copa Libertadores, en Uruguay.