La salida de Alejandro Orfila de Gimnasia se basa en los malos resultados. Sin embargo, hubo otros aspectos a tener en cuenta a la hora de entender el porqué de una situación que fue empeorando con el correr de los partidos y fue la relación con el plantel.
Es que a medida que los partidos fueron transformándose en un suplicio y los malos resultados se multiplicaron, los vínculos con los futbolistas se fueron deteriorando en muy corto plazo.
El primer problema surgió con la capitanía. Con la salida de Leo Morales y Pablo De Blasis consumada, la cinta fue a parar al brazo de Gastón Suso, algo que generó cierta suspicacia en un sector del plantel, en especial del Pata Castro. El volante consideraba que esa responsabilidad debía llevarla un jugador formado en el club (él o Insfrán) y la cosa empeoró cuando Orfila lo sacó luego de haberlo puesto como titular en toda la pretemporada.
La situación fue tensándose y encontró su ruptura hace cuatro o cinco partidos cuando el deté decidió marginarlo de la lista de concentrados, inicialmente por una molestia en un tobillo que empezó en la previa a Riestra y con el correr del tiempo pareció más una excusa que una realidad.
Los otros problemas que marcaron al ciclo
Uno de ellos estuvo en la famosa semana previa al partido en Junín. Chano metió varios cambios en la semana incluyendo la duda del arquero. Él decidió que ese partido lo iba a atajar Ingolotti. Lo puso en la práctica del martes, le sugirió a Insfrán que no iba a atajar, pero después reculó (¿o lo hicieron recular?) y quedaron heridas abiertas.
El famoso “de eso no voy a hablar” del Mono en el campo fue una muestra cabal. Y lo que no se vio fue la calentura de Ingolotti, que sintió un destrato por parte del técnico como si fuese un chico que recién empezaba.
El tercer punto fue la suplencia de Pintado. Si bien es cierto que no pasaba por un gran nivel, no había tanta diferencia con el pibe Corvalán y ahí Chano se ganó otro problema: la mala cara del jugador se trasladó a su ingreso con muy pocas ganas en la entrada en calor del partido ante Talleres, el último que dirigió el ahora ex técnico de Gimnasia.