No fue una sorpresa. Tal vez sí, porque dirigió la práctica del lunes por la mañana. Pero si uno mira con detenimiento la campaña que hizo Alejandro Orfila en Gimnasia se da cuenta que los números lo eyectaron de su cargo. No fue la división de la CD ni la poca onda con el plantel. O tal vez incidieron, pero el motivo principal por el que Chano dejó de ser el deté de Gimnasia fueron los resultados.
El entrenador sacó apenas 13 puntos en 12 partidos. Le convirtieron 14 goles y marcó apenas ocho, de los cuales cuatro los hizo Marcelo Torres. Su paso por el club se compuso de apenas 4 victorias (ante Independiente, Godoy Cruz, ATU y Sarmiento), un empate (frente a San Lorenzo) y siete derrotas (Instituto, Lanús, San Martín, Unión, Riestra, central y Talleres).
La mala relación con los jugadores también insidió. La borratina al Pata Castro, el caso Insfrán-Ingolotti y la decisión de mandar a Pintado al banco son los tres episodios determinantes. Allí había una relación rota, independientemente de lo que digan los protagonistas. Los jugadores ya no le respondían y los resultados certificaron su salida.
Orfila jamás encontró el equipo
Ese fue otro punto en el que los dirigentes también hicieron foco. Los constantes cambios influyeron, ya que, en 12 partidos, jamás hubo un equipo que saliera de memoria. Apenas si encontró cierta regularidad en la última línea, con Insfrán; Pintado, Giampaoli, Suso y Silva Torrejón.
Lo que parecía que funcionaba, rápidamente se desarmó por diversos motivos. Amagó con sacar al arquero, mandó al banco a Pintado, sufrió la lesión de Giampaoli y el nivel del capitán y el lateral izquierdo está por el piso.
En el medio sostuvo más de la cuenta a Garayalde y Seoane y en los últimos partidos buscó desequilibrio con cuatro delanteros, que provocaron más desbalance defensivo que capacidad ofensiva.
Crónica de una salida anunciada: así fueron las últimas horas de Alejandro Orfila en Estancia Chica
El ex técnico del Lobo pasó a despedirse por el predio y mantuvo una extensa reunión con Mariano Messera y el presidente Cowen.
El paso de Orfila por Gimnasia fue casi tan malo como el de Diego Flores. Futbolísticamente dejó mucho que desear, por lo que su salida se caía de maduro justo antes del tramo más complejo de lo que resta del torneo.
