No fue un lunes más para la dirigencia de Gimnasia. La salida de Alejando Orfila, confirmada cerca de la medianoche, generó una muestra más de la diversidad de ideas que existen internamente y que se han vuelto difícil de manejar para las partes.
Que la CD de Gimnasia ha dejado de ser un cuerpo homogéneo ya no es un secreto. Las diferentes formas de ver las cosas hicieron que la grieta se profundice un poco más en el último tiempo, especialmente luego del pedido de asamblea solicitado por Usina Tripera.
Y lo que sucedió tras la derrota con Talleres fue una muestra de ellos. Si bien el presidente Cowen y el director deportivo, Mariano Messera, sostenían a Chano, el resto de la CD presionó por su salida. Las reuniones y charlas se sucedieron con el correr de las horas y el anuncio final llegó a 48 horas de la derrota ante el equipo de Carlos Tévez.
Tapia agremiados y una visita a la casa de Orfila
El técnico no se imaginaba este desenlace. Creía que dirigía el Clásico luego de que la mañana tenga una tensa calma en Estancia Chica. Se apoyaba en el respaldo de Mesera y Cowen, que no resistieron a la presión del resto de los dirigentes y lo terminaron echando. De hecho, fue el propio presidente quien fue a la casa de Orfila en City Bell para comunicarle la decisión.
Una determinación que tuvo en cuenta dos aspectos muy puntillosos. Porque Chano es hombre del presidente de la AFA, Claudio Tapia, y los popes del Lobo no quieren manchar la buena relación que tienen con El Comandante. También se tuvo en cuenta a Futbolistas Argentinos Agremiados, otro sector de mucho poder en el futbol nacional.
Más allá de los detalles, la decisión se extendió más de la cuenta porque el entrenador al principio se resistió debido al dinero que Gimnasia le debe a pesar de los pocos meses trabajados. De hecho, hasta el momento restan detalles económicos por resolver antes de firmar la desvinculación definitiva.