Las redes sociales son ahora el nuevo ‘templo del autoengaño’, los gurú del positivismo extremo reinan como dioses supremos. Con una sonrisa demasiado brillante y una actitud que desafía cualquier atisbo de pesimismo, nos venden la idea de que “el universo” es un cajero automático cósmico esperando a desembolsar respuestas y soluciones a medida.
Lo bueno es que los demás usuarios convierten con sus comentarios a estos personajes pseudomísticos en objeto de una burla sarcástica que los ubica en el lugar de chantas del que jamás deberían haber salido.
La gurú viral que aconseja pedirle respuestas al universo para pagar las cuentas
¿RESPUESTAS MÁGICAS O EVASIÓN DE LA REALIDAD?
Tomemos, por ejemplo, el caso de una mujer que, en un arrebato de optimismo desenfrenado, compró una montaña de muebles para embellecer su morada. Un acto de fe en la abundancia del cosmos, dirían algunos.
Sin embargo, olvidó un pequeño detalle: el alquiler estaba a punto de subir. Ahora, se encuentra en una encrucijada financiera, con un living digno de una revista de decoración y un bolsillo tristemente vacío.
La respuesta de nuestra gurú de turno es tan predecible como el amanecer. “¡Qué buena noticia!”, exclama con entusiasmo. “Si te hubieras limitado, ahora no tendrías esos hermosos muebles. El universo proveerá.”
Y así, con una solución tan etérea como una burbuja de jabón, nos insta a pedirle al cosmos que conjure las variables necesarias para resolver este embrollo monetario.
Pero, ¿dónde queda la responsabilidad personal? ¿La planificación financiera? ¿El sentido común?
En la tierra de los gurúes, estos conceptos parecen tan anticuados como un teléfono de disco. La realidad, sin embargo, no se disipa con pensamientos positivos. Las facturas no se pagan con vibraciones cósmicas, y el alquiler no espera a que las estrellas se alineen. “Las deudas no se pueden pagar con amor“, profetizaba Andrés Calamaro hace 30 años.
Es hora de aterrizar y enfrentar la música, aunque no sea tan celestial como nos gustaría. Mientras tanto, sigamos observando cómo estos maestros del optimismo nos invitan a cerrar los ojos y desear con fuerza. Después de todo, si algo sale mal, siempre podemos culpar a la alineación planetaria, ¿o no?