En una de sus vigilias en el frigorífico de Gorina, Manuel escoltó a un camión repleto de vacas recién llegado desde Ushuaia. Los animales habían viajado tres días, unos pegados a los otros, sin comida ni agua, en un recorrido que tenía al matadero de la capital bonaerense como destino final.
Aunque con distintos matices, la escena se repite diariamente en todo el país: sin la misma suerte que perros y gatos, animales como vacas, cerdos y gallinas son amuchados en los vehículos que recorren infinidad de kilómetros para luego ser asesinados y destinados al consumo.
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La ley argentina permite que estos animales permanezcan hasta 36 horas consecutivas en viaje. De acuerdo al propio Senasa, el momento del transporte “constituye posiblemente uno de los más estresantes en toda la vida del animal” y cuando se hace de “forma inadecuada”, según Naciones Unidas, sufren desde hematomas, pisotones y asfixia, hasta fallos cardíacos, deshidratación, insolación y envenenamiento.
Vigilia de activistas en matadero de cerdos de Marcos Paz (Foto: Twitter Buenos Aires Animal Save)
Inspirada en este escenario, una campaña internacional cobra fuerza en distintos países del mundo: AFOTS (Animals First on the Second) llama a ayunar el segundo día de cada mes para simbolizar una suerte de recreación de los padecimientos de los animales durante muchos de estos traslados y mostrar qué hay detrás de los lácteos, la carne y los huevos que llegan envueltos a las góndolas.
“Es ponerse en el lugar de ellos. Te genera un sentimiento profundo. Es terrible sentir hambre y trasladarlo a ellos. Cuando termina sentís una emoción enorme porque sabés que vos vas a comer, pero que su final no es romper el ayuno, sino morir”, relató el platense de 35 años que participa de diferentes vigilias en la ciudad.
Desde Capital Federal, Luciana también pone en práctica la propuesta. “Me sumé porque me pareció importante para concientizar lo que viven los animales por culpa de las industrias del horror (…) Experimentan un terror que dura horas y horas, ya que muchas granjas quedan en lugares remotos y el viaje al matadero es largo, sin agua, sin comida. Muchas veces se desmayan o incluso mueren”, expresó la joven de 28 años.
Luciana es vegana desde hace más de un año y milita por la liberación animal
Las reacciones de quienes rodean a los activistas varían según cada caso. “Me dicen que soy exagerada pero no me interesa, lo seguiré haciendo hasta que el último animal sea libre”, contó Luciana. Manuel, quien ya lleva 20 ayunos, aseguró: “Al principio no entienden, como cuando te hacés vegano, que te miran como si estuvieras loco, y después se van dando cuenta de la importancia que uno le da y ayuda a resignificar lo que hacemos y darle la escala que en realidad debería tener para todo el mundo la liberación animal”.
AFOTS dura 24 horas e invita a quienes ayunan a dibujarse en el cuerpo un círculo con una equis en el centro: la imagen simboliza dos cubiertos entrecruzados sobre un plato e indica que no se consumirán alimentos durante ese día. El objetivo del “tatuaje” es atraer la atención de otras personas y fomentar conversaciones vinculadas a veganismo y liberación animal.
Vale aclarar que la campaña no es un desafío de salud ni una competencia física: sus impulsores desaconsejan el ayuno extendido, sugieren tomar bebidas para mantenerse hidratados y asesorarse con un profesional de la salud en caso de tener dudas acerca de algún potencial riesgo físico.
Manuel participa de las vigilias en el frigorífico de Gorina y es uno de los organizadores del Cubo de la Verdad en La Plata
AFOTS: el surgimiento de la campaña
Iniciada en 2017 por el entrenador físico norteamericano Izzy Jacobus, la iniciativa busca “poner a los animales primero en pensamientos y acciones y difundir conciencia sobre su difícil situación en general”. También despertar intriga en quienes ven la marca en forma de cruz a través de fotos publicadas en las redes sociales para que se produzcan conversaciones y debates relacionados al tema.
De ser un pequeño grupo de Facebook con unos pocos cientos de miembros, la propuesta pasó a tener miles de participantes distribuidos en varios países del mundo. “El acto de ayuno es una herramienta poderosa y cuanto más visibles seamos durante el proceso y en las conversaciones que lo rodean, más impactante será”, manifiesta su impulsor en Facebook.
“No se espera que se ayune cada mes, sino que se haga en tantos meses como sea posible”, agrega el activista, quien luego de trabajar como consejero de nutrición basada en plantas para la clínica médica Brooklyn Nurse Practitioners durante los últimos años, concentra ahora sus energías en la creación de campañas innovadoras para la comunidad vegana.
La campaña fue iniciada en 2017 por el entrenador físico norteamericano Izzy Jacobus (Foto: Facebook Izzy Jacobus)
Explotación animal y veganismo
Según Naciones Unidas, más de 65 mil millones de animales terrestres son asesinados cada año en la industria alimenticia a nivel mundial, a pesar de estar demostrado que una alimentación vegana bien planificada es saludable, nutricionalmente adecuada y aplicable en todas las etapas de la vida.
En la vereda opuesta a este escenario de explotación, el veganismo se expande como una postura ética que les quita a los animales el mote de mercancía y respeta su capacidad de sentir y su interés por vivir, no solo en el ámbito de la alimentación sino también en los del entretenimiento, la indumentaria y la experimentación.
Es así como sus adeptos no utilizan ropa de seda, lana o cuero, se alimentan a base de productos que no contengan ingredientes de origen animal y se cercioran de que los cosméticos que compran no hayan sido testeados en animales. Tampoco asisten a espectáculos con animales, como corridas de toros, riña de gallos, carreras de perros, doma o pesca, y rechazan la tracción a sangre, los zoológicos, los acuarios e instituciones similares.
Con una mirada abolicionista sobre la opresión a la que son sometidas las demás especies (lucha por terminar con la explotación, no por regularla), la comunidad vegana es cada vez más popular en todo el mundo. Según la primera medición de población vegana y vegetariana que se realizó en el país, a cargo de la consultora Kantar por pedido de la Unión Vegana Argentina, se estima que hay más de 4 millones de personas que, al menos, no consumen carne en Argentina.
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