Si algo caracteriza a Emanuel Ginóbili, uno de los mejores deportistas de la historia argentina es, además de sus cualidades técnicas, su serenidad para analizar cada circunstancia. El pibe de 40 como se autodenominó siempre supo que la fiebre que se generó en la Argentina para sumarlo al Juego de las Estrellas tenía que ver con cariño ganado a base de resultados y también a las euforias pasajeras que merodean alrededor de los deportistas de élite que siempre entendió que son eso: pasajeras.
En medio de la vorágine en las redes dijo: “Debo confesar que al principio, cuando comenzó esta campaña del All-Star, me resultaba un poco divertido ver cómo algunos creían, convencidos, que yo merecía estar ahí. Pero si uno mira, despojado de emociones, cómo se desarrolla la NBA y se detiene en los números, en la influencia de ciertos jugadores en sus equipos, se da cuenta de que no había ninguna chance de que yo entrara”
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“Que no este es lo más justo” resumió el bahiense que fue reservado por su entrenador, Gregg Popovich, en el último juego en el que San Antonio no sólo perdió sino que en 20 años enfrenta, por primera vez, la posibilidad de siquiera ingresar a los playoff.
La horda de fundamentalistas de Manu parece haberse disipado mágicamente mientras los Spurs concadenan derrotas (llevan 14 caídas en los últimos 20 partidos). La racha adversa y bajo nivel del equipo tejano ha llevado al equipo al décimo puesto de la Conferencia Oeste y es la peor campaña de los Spurs desde la temporada 96/97.
VAMOS @manuginobili!!#GoSpursGo!!!!!
Está dificil la cosa pero se puede!!! pic.twitter.com/8JcVgUHyD3— InfoManu (@InfoManu) 13 de marzo de 2018
“Del éxtasis a la agonía, oscila nuestro historial. Podemos ser lo mejor, o también lo peor,
con la misma facilidad” dice la letra de la canción de Bersuit, por suerte Manu siempre tuvo todo claro, adentro y afuera.
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