Las historias que cotidianamente relatan los medios de comunicación (sobre todo los impresos o portales) en la Argentina, acerca de lo bien que les va a los connacionales que deciden continuar su vida laboral en el exterior, mayormente en Europa o Estados Unidos, se contradicen con afirmaciones que usuarios de redes sociales, también de nuestra nacionalidad viviendo en el extranjero, presentan a diario aportando otras experiencias a ese discurso único.
En ese sentido es como se pueden encontrar otras “contra historias” que relatan lo opuesto a lo que repiten ciertos medios: por ejemplo gente que hace décadas que habita en grandes ciudades europeas y que relata no haber podido ahorrar más de 14 €, a lo cuál otro le replica que es “un afortunado” porque, aún peor, después de mucho tiempo viviendo afuera tiene en sus ahorros una nula cantidad de divisas.
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La historia de, por ejemplo, irse a vivir al primer mundo y cocinando empanadas hacerse millonario, suele ser un mito de esos que “a la gente le gusta” porque fusiona la aspiracionalidad de quien pretende progresar rápidamente realizando una tarea sacrificada pero que sabría hacer, con “el sueño americano”, aquella famosa leyenda que los inmigrantes del siglo XX creían a pie juntillas sobre la chance de amasar fortunas en aquel Estados Unidos de posguerra, sólo con esfuerzo y vocación de crecimiento.
Ahora esa creencia, abonada cada día por historias edulcoradas contadas por grandes medios de comunicación, se mudó a la Argentina, y millones de personas, sobre todo con un buen nivel educativo y en general pertenecientes la clase media, elijen creer en que ese “cuento de hadas”, en el cual un argentino expatriado siempre es un exitoso afuera, permite ejercer las veces de “luz al final del túnel”, o “válvula de escape”, ante la frustración de vivir un presente que no les es agradable.
En Twitter un usuario llamado Hernán que vive en el país germano comenzó la discusión: “Hoy cumplo 4 años viviendo en Alemania y llevo ahorrado 14 euros. Después abro hilo de como lo logré”, dijo con ironía.
Las respuestas a su consigna tanto para mayoritariamente avalarla, como para refutarla, estuvieron a la orden del día.
“Pasa la fórmula. Yo viví en UK hasta los 30 años y nunca lo logré”, agregó Vanesa, quien aclara haber pasado por la experiencia de vivir en el exterior.
A lo que otro usuario le respondió: “El finde cené con una pareja argentina que dentro de un año compro una casa en Rotterdam. Los dos con trabajo. Y felices en mi ciudad lluviosa. Cada uno su experiencia supongo. Ningún lado del charco es el paraíso”.
Y Vanesa reflexionó entonces: “Hay gente que lo logra obviamente y hay que celebrarlo! La vida de emigrante está lleno de desafíos pero también súper gratificante. También más fácil de a dos con buenos trabajos estables. Convengamos igual que Londres no es Rotterdam. Yo al revés lo pude lograr en Buenos Aires”.
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