La viralización de una supuesta nueva modalidad de estafa basada en un código QR encendió las alarmas en todo el país, generando preocupación entre automovilistas y autoridades.
Desde Salta, donde se reportó por primera vez, hasta La Plata, los municipios no tardaron en emitir comunicados para aclarar la situación.
Sin embargo, la histeria colectiva ha superado los riesgos reales de la maniobra, que requiere más que solo escanear un código QR para convertirse en víctima.
¿Cómo es la supuesta estafa de falsa multa?
El método comienza con la colocación de un falso aviso de infracción en el parabrisas de un automóvil. Este aviso incluye un código QR que, al ser escaneado, redirigiría al supuesto infractor a un sitio web que simularía ser oficial.
Allí, se le solicitaría ingresar datos personales y bancarios, como los de una tarjeta de crédito, para “resolver” la multa. Si la potencial víctima de estafa proporciona esa información, los ciberdelincuentes pueden utilizarla para acceder a cuentas bancarias o realizar transacciones fraudulentas.
Ahora…Hay que ser muy… Pero muy…
Lo importante aquí es aclarar que el mero escaneo del QR no produce la estafa. Escanear el código únicamente dirige al sitio web. El riesgo real surge si el usuario introduce sus datos en ese portal, confiando en su autenticidad.
En otras palabras, no basta con escanear el código para ser víctima; hay que completar todo el proceso.
La reacción oficial
En La Plata, la Municipalidad aclaró rápidamente que no utiliza código QR en actas de infracción. A través de un comunicado en redes sociales, advirtieron:
“Ante una nueva modalidad de estafa a través de obleas de tránsito, te pedimos que tengas en cuenta esta información y la compartas con tus conocidos. La Municipalidad nunca pedirá tus datos en este tipo de actas.”
Además, explicaron cómo identificar las obleas válidas y aseguraron que cualquier infracción legítima puede verificarse a través de canales oficiales.
Este tipo de aclaraciones se replicó en prácticamente todas las jurisdicciones del país, sumando más mensajes a una cadena que ya saturó los grupos de WhatsApp.
El fenómeno viral de la estafa
Lo curioso es cómo esta alerta se volvió un indicador generacional: quienes reenvían el mensaje una y otra vez suelen ser personas menos familiarizadas con las tecnologías digitales, ya que muchos usuarios más jóvenes han señalado lo improbable de caer en esta estafa.
En redes sociales, algunos comentarios irónicos apuntan a que “si ingresás todos tus datos en un sitio sospechoso, tal vez te merezcas el robo”.
Más allá de las bromas, la exagerada circulación de estas advertencias refleja el impacto del miedo colectivo y la falta de conocimiento sobre cómo funcionan los códigos QR.
Escanear un código no es intrínsecamente peligroso; el problema radica en lo que el usuario hace después.
Lecciones para el futuro
Este episodio deja dos aprendizajes claros.
1) Que los usuarios deben ser cuidadosos con los datos personales que comparten en sitios web desconocidos.
2) Que no toda alerta que llega por WhatsApp merece pánico generalizado.
Por lo tanto esta “estafa del QR” podría ser más un fenómeno social que un peligro masivo. Pero si alguna vez recibís un aviso sospechoso, recordá: el sentido común es tu mejor aliado.