Cuando Ricardo Alfonsín habla me recuerda a mi abuelo, que también era radical. Sus entonaciones y cambios de ritmo, que suben y bajan. A veces más apasionados y otras veces más dubitativos. No existen las generalidades, pero creo que en el interior de la Provincia de Buenos Aires, todos tenemos un abuelo radical. En la mesa hay seis tazas de café pequeñas. Vamos por el tercero. Las tazas de café en España son diferentes a las de Argentina.
—¿Le preocupa cómo está el radicalismo?
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—Me preocupa la calidad de la política y yo pienso que el partido, es un partido que por su historia, su identidad, por sus valores, puede aportar calidad. Pero para ese debe desandar el camino que viene revirtiendo.
—¿Usted sigue siendo radical?
—Deberías preguntarle a otros si siguen siendo radicales. ¿Qué es un partido político? Un sistema de ideas, que se traducen en programas que representan a determinados sectores de la sociedad. Si es un partido político, el radicalismo sólo nominalmente está en Cambiemos. No solamente de 2015 a 2019, desde 2019 hacia adelante siguió asumiendo posturas que no tiene nada que ver con la identidad radical. No podés hacer radicalismo en Cambiemos, porque si lo haces se rompe. El PRO representa algo muy distinto a lo nuestro. ¿Quién puede negar esto?
—Facundo Manes aparece como una estrella de esta nueva reconfiguración política y ha tenido la osadía de decir algunas cosas en contra de la conducción política de la alianza. Rápidamente le tiraron las orejas.
—No es una cuestión personal. De Facundo soy amigo, como con todos los dirigentes del partido. Es una cuestión que tiene que ver con programas, con significados, con proyecto. No he visto a nadie en el partido que haga una autocrítica en serio de lo que pasó de 2015 a 2019 y de 2019 hasta ahora. No he visto a nadie que revise, desde el punto de vista de los intereses generales, si la Unión Cívica Radical hizo bien al integrar este frente o si gestionó bien o mal su presencia en él.
Alfonsín escribió qué 2019 el radicalismo iba a tener la posibilidad de discutir las candidaturas dentro de Juntos por el Cambio, aunque cree que el proyecto no va a cambiar.
—Gerardo Morales aparece como alguien que quiere hacer frente a Macri y Rodríguez Larreta.
—Soy amigo de Gerardo, no es cuestión personal. Como dije antes, no creo que el partido, desde el punto de vista programático, ideológico, haya hecho una autocrítica.
—Pero la gente no lee los programas electorales.
—Ah bueno, así estamos. Es una macana. Aunque considero que no toda la gente. Una proporción importante lee. No puedo creer que la gente se desinterese de los programas cuando son los programas los que definen las condiciones de vida.
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