La Casa Rosada confirmó este sábado los reemplazos en dos áreas clave del Gabinete: Seguridad y Defensa. A partir del 10 de diciembre, Alejandra Monteoliva quedará al frente del Ministerio de Seguridad en lugar de Patricia Bullrich, mientras que el teniente general Carlos Alberto Presti será el nuevo ministro de Defensa tras la salida de Luis Petri.
El anuncio llegó a través de un comunicado de la Oficina del Presidente, que agradeció a Bullrich y Petri por su gestión y enmarcó los movimientos en una continuidad estricta del rumbo iniciado en diciembre de 2023: orden, mano dura y un rol central de las fuerzas de seguridad y las Fuerzas Armadas.
Alejandra Monteoliva, la heredera directa de Bullrich
Actual secretaria de Seguridad, Monteoliva era la sucesora cantada una vez que Bullrich confirmó su candidatura al Senado. El Gobierno la define como una figura clave de la llamada “Doctrina Bullrich”, centrada en la lucha contra el narcoterrorismo, la persecución a organizaciones criminales y el sostenimiento del orden público.
Monteoliva fue ministra de Seguridad de Córdoba en 2013, durante el recordado levantamiento policial. En los últimos meses, acompañó todas las decisiones de Bullrich y la respaldó en episodios polémicos, incluso en entrevistas donde justificó operativos cuestionados, como el recordado caso de la niña de diez años rociada con gas pimienta por un efectivo policial durante una marcha en las inmediaciones del Congreso.
Bullrich celebró el nombramiento en X:
“Te vi esforzarte, crecer y construir experiencia. Lo que viene lo vas a encarar con lo que más te define: resultados, coraje y honestidad”.
Monteoliva respondió:
“Vamos a continuar tu trabajo y seguir cuidando a cada argentino de bien, honrando los valores que nos trajeron hasta acá y dando continuidad al camino que ordenó al país”.
En redes, también agradeció a Milei por “sostener la única doctrina que ordenó a la Argentina: mano dura, reglas claras y el que las hace, las paga”.
Carlos Alberto Presti, el primer militar en conducir Defensa desde 1983
El movimiento más significativo se produjo en Defensa: por primera vez desde el retorno democrático, un militar en actividad dará el salto a la conducción política del ministerio.
Presti, actual jefe del Estado Mayor General del Ejército, tiene una extensa carrera interna y es considerado un oficial con fuerte respaldo dentro de la fuerza. El Gobierno lo presenta como parte de una “nueva etapa” para las Fuerzas Armadas: profesionalizadas, despolitizadas y con mayor protagonismo en seguridad estratégica.

El pasado familiar y las críticas
Su nombramiento generó reacciones inmediatas debido a que es hijo de Carlos Roque Presti, excomandante del Regimiento 7 de La Plata y jefe del Área 113 durante la dictadura, zona donde funcionaron centros clandestinos de detención.
La Asamblea Desobediente –integrada por familiares de represores condenados que se expresan abiertamente en contra del terrorismo de Estado– repudió su designación y advirtió que jamás expresó una condena pública sobre el rol de su padre en el terrorismo de Estado.
En tanto que el ministro saliente, Luis Petri, quién asumirá en el Congreso como diputado por Mendoza a partir del 10 de diciembre, lo elogió en sus redes:
“Sé que va a tener una destacada y exitosa gestión porque conozco en primera persona su capacidad, compromiso y lealtad a la Patria”.
Qué dice el comunicado oficial
El texto emitido por la Oficina del Presidente sostiene que ambos nombramientos garantizan la continuidad del rumbo. En el caso de Monteoliva, remarcan que se trata de una “pieza fundamental de la ‘Doctrina Bullrich’, con prioridad en la lucha contra el narcoterrorismo y las organizaciones criminales”.
En cuanto al jefe del Estado Mayor General del Ejército, (que deja su puesto vacante para asumir en lugar de Petri), desde el Gobierno destacaron como un logro lo que ha sido el foco de las principales críticas, con afirmaciones del tipo: “por primera vez desde la vuelta de la democracia, un militar con intachable trayectoria al frente del Ministerio de Defensa”, en una decisión que busca “finalizar la demonización de oficiales, suboficiales y soldados”.
La administración de Javier Milei enmarca esta renovación en la visión de una “Argentina potencia” que requiere Fuerzas de Seguridad y Fuerzas Armadas “firmes, profesionales y despolitizadas”.

