En medio de una creciente presión cambiaria, el Banco Central volvió a desprenderse de divisas para sostener la cotización del dólar mayorista. Con ventas por US$379 millones, la autoridad monetaria llevó adelante su intervención más grande en cinco meses, superando por siete veces la cifra utilizada en la jornada previa.
El impacto directo se vio en las reservas internacionales, que cayeron a US$39.407 millones al cierre del jueves. Sumadas las intervenciones de esta semana, el saldo negativo ya asciende a US$432 millones, una dinámica que pone en duda la sostenibilidad del sistema de bandas acordado con el Fondo Monetario Internacional.
El esquema cambiario, que desde abril establece un piso y un techo con un ajuste mensual del 1%, se encuentra hoy en $948,76 para el límite inferior y $1.474,83 para el superior. Por primera vez, el Banco Central comenzó a publicar oficialmente estos valores en su página institucional, una señal de la fragilidad del mecanismo frente a la escalada del mercado.
La corrida también golpeó a los bonos y acciones argentinas: los papeles que cotizan en Wall Street se desplomaron más de 14% en el día, mientras el riesgo país escaló a 1.453 puntos básicos, lo que implica un salto del 24,5% en apenas una rueda. Para los analistas, el castigo a los activos locales refleja tanto la desconfianza hacia la capacidad del Gobierno de sostener las bandas como la incertidumbre política tras la derrota legislativa.
En simultáneo, los tipos de cambio financieros profundizaron la brecha: el MEP cerró en $1.540,83 con una suba de 3,7%, y el Contado con Liquidación llegó a $1.554,52, lo que marca que las intervenciones oficiales en el mercado mayorista no logran contener las presiones en el resto de las cotizaciones.
La foto de la jornada muestra así a un gobierno atrapado en su propio laberinto: mientras prometía disciplina fiscal y reglas de mercado, recurre a las reservas para frenar al dólar, con el riesgo de vaciar el Central en plena cuenta regresiva hacia las elecciones.