Mirta Tundis acudió a cada una de las 17 reuniones de la Comisión Bicameral Mixta de Movilidad Previsional del Congreso. Después de seguir durante ocho meses la elaboración del proyecto de ley de la nueva fórmula de movilidad jubilatoria impulsada por Alberto Fernández, la diputada se sorprendió el sábado pasado al leer el artículo sexto, cuestionado puertas adentro -y afuera- del Frente de Todos.
Tundis no tardó en expresar su firme rechazo a la incorporación de último momento que realizó el equipo de Martín Guzmán e incluso se comunicó con el presidente de la Cámara –y de su partido, el Frente Renovador- para manifestarle su disconformidad. “Lo he hablado con Sergio Massa. Estamos en una coalición que puede tener diferencias y creemos que es positivo poder señalar las cosas que uno cree que no está bien”, advierte la diputada.
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“Acompañamos la Ley de Emergencia. Entendemos que fue un año muy duro, con una crisis económica fuerte y una pandemia mundial. Con los aumentos por decreto se fue ganando un poco, pero no podía acompañar el artículo sexto. No podemos pedirles a los jubilados que hagan un esfuerzo, cuando en los últimos dos años perdieron el 19.5 de su poder adquisitivo”, refuerza Tundis.
La intervención de Cristina Fernández de Kirchner fue clave. Fue una semana álgida para el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; quien recibió a más de un senador en su despacho e intentó tender puentes con el Ejecutivo para alcanzar un “punto de encuentro”. La intransigencia de Guzmán encendió alarmas en Casa Rosada. En efecto, fue el ministro de Economía el que no sólo ganó la pulseada en diciembre con el aumento del cinco por ciento –Fernanda Raverta peleaba un piso de siete puntos-, sino que además insistió en la incorporación del artículo que, para muchos, licuaba el mismo en marzo.
Condicionado por la resistencia del Senado y consciente de que en Diputados la batalla sería capitalizada por el lavagnismo, Alberto Fernández decidió interceder. Aceptó el rechazo al artículo y autorizó los aumentos trimestrales. Así, el proyecto contará con la aprobación en la Cámara Alta y se aceitó el trabajo legislativo para que sea ley en el extendido período de sesiones ordinarias.
Tundis celebra la marcha atrás del Ejecutivo, pero hace foco en la situación estructural de los jubilados. “Todos los años escuchamos a los políticos y a los periodistas indignarse por el monto de la mínima. ‘¿Cómo puede ser que un jubilado cobre 19 mil pesos?’, se preguntan; pero nadie hace el análisis obligado. ¿Por qué un jubilado cobra 19 mil pesos? ¿Responsabilidad de quién es?”.
-¿De quién es la responsabilidad?
-Acá somos todos responsables. La política, el sindicalismo y el empresariado. Desde el Gobierno no se hacen los controles correspondientes, ni se lleva adelante una reforma tributaria que justifique a los empleadores a blanquear la totalidad de los sueldos. Los sindicatos también son cómplices, porque aceptan determinadas condiciones a cambio de algunos beneficios. Y así, los que siempre pierden son los jubilados.
-¿Los aportes no remunerativos son la causa?
-Hay una dinámica que no viene del gobierno anterior, ni del anterior. Es un problema que tenemos desde hace décadas. Estamos hablando de décadas de un sistema que funciona mal. ¿Qué sucede? El empleador en muchos casos paga el mínimo estipulado por convenio y la diferencia la da en montos no remunerativos. ¿Esto qué quiere decir? Si una persona cobra 70 mil pesos en mano, pero aporta por 30 mil; no se va a jubilar con un monto equiparable a lo que cobraba. Esa persona está acostumbrada a percibir 70 mil, tiene gastos y un estilo de vida acorde; pero al momento de jubilarse recibe una pensión como si hubiera cobrado 30 mil.
-Eso reduce de forma significativa la recaudación, que se suma a la pérdida real de poder adquisitivo que se potenció en los últimos dos años del gobierno de Macri
-Desde ya. La fórmula que ajustaba por inflación se otorgaba a semestre vencido. Esto hizo obviamente que los jubilados corrieran siempre detrás de la inflación. En 2018, por ejemplo, absorbieron todos los aumentos y recién cobraron esa recomposición en 2019. Así se fue perdiendo de forma brutal el poder adquisitivo, sumado a la base que se dio tras el cambio de fórmula.
-¿Cuál fue el ajuste que se dio tras el cambio de fórmula de Macri?
-Lo que hizo Macri en marzo de 2018 fue dar el aumento de acuerdo a la nueva fórmula, cuando estaba vigente la anterior. Esa decisión implicó que los jubilados perdieran 12 puntos de aumento. Es lo que hubiera pasado con este cambio de fórmula si no se hubiera dado marcha atrás con los cinco puntos a cuenta que no estaban en el proyecto de la Bicameral.
-¿Cómo fue la evolución de los jubilados durante el primer año de gestión de Alberto Fernández?
-Tenemos que tener en cuenta que 2020 fue el año de la pandemia, por lo cual hay muchos factores y variables a tener en cuenta a la hora de analizar el contexto en el que se tomaron las decisiones. Este año hubo jubilados que perdieron debido a la situación económica. No es el caso de los haberes mínimos, que estarían empatando o ganándole un puntito a la inflación; porque en marzo han recibido el 12 por ciento, además de los tres bonos. Pero el resto, los que no cobran la mínima, recibieron entre el siete y el nueve por ciento. Ellos hubieran recibido un aumento superior con la vieja fórmula.
-¿Por qué nadie habla de una recomposición de la mínima, además de las modificaciones estructurales a la fórmula de movilidad?
-Eso es una decisión absolutamente política. Tiene que salir del Estado mismo hacer esa recomposición de los puntos perdidos en los últimos años. De otra forma, los jubilados van a seguir arrastrando esa pérdida. Entiendo que es la voluntad de este Gobierno de hacerlo, tal vez no de forma inmediata, pero sí una vez que se genere un escenario de economía creciente.
-¿Por qué pareciera que el ajuste siempre arranca por los jubilados?
-Es lamentable cuando uno escucha a economistas o periodistas decir: ‘Bueno, esta fórmula es un poco mejor, pero todavía no hemos visto que se haya hecho el ajuste en seguridad social que el país necesita’. Es cierto que el gasto de seguridad social es elevado, pero no creo que los que dicen que hay que ajustar y achicar el gasto tengan la verdad. Creo que al jubilado, más teniendo en cuenta la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra, tiene que recibir el aumento que le corresponde. El ajuste, si se tiene que hacer, se debería hacer en otro lado.
-Es cierto también que los jubilados recibieron nuevas prestaciones este año
-Sí, claro. Hay dos millones de jubilados que están recibiendo medicamentos gratuitos para enfermedades crónicas y no son sólo los que perciben la mínima. Eso es dinero indirecto, digamos. También es cierto que en marzo se suspendieron los cobros de la cuota de Argenta, los créditos de la Anses, que no se descuentan desde hace nueve meses. Se congelaron también las tarifas. Ahora, ¿qué es lo que va a pasar ahora que se liberan los servicios? Ese es el fantasma que hoy tiene la mayoría de los jubilados.
-Desde la Anses reconocen que bajó mucho la solicitud de altas este año debido a la pandemia y a las complicaciones del trámite virtual. ¿Eso da un aire de respiro a la caja?
-Sí, pero es un alivio circunstancial. Es cierto que hubo problemas este año. La Anses no trabajó de forma presencial por la pandemia y fueron muchas las personas que no supieron cargar los datos o que no recibieron el turno que solicitaban. No hubo tantos inicios, por lo cual es un gasto que no se sumará al del año que viene. Pero los que no pudieron tramitar su jubilación en el 2020 por el Covid, lo van a hacer el año que viene.
-Estaría bueno que la Anses contemple también a aquellas personas que intentaron tramitar su jubilación y no pudieron
-Se podría sacar alguna resolución para respetarles las fechas de solicitud de turno o de presentación. La ley es muy clara y la fecha de pago inicial se calcula a partir del momento de la solicitud.
-La mayoría de los adultos mayores quedan a merced de la posibilidad económica de sus familias, incluso para la vivienda. ¿Se podría sumar un proyecto que contemple una mejora en las prestaciones para evitar el traslado a geriátricos privados o el abandono?
-Los adultos mayores que tengan como obra social al Pami y no tienen vivienda están contemplados. Hay que recordar que la familia está legalmente obligada a su cuidado, pero en caso de poder acreditar que no se encuentran en condiciones de hacerlo, el Pami lo cubre. Para el resto de las obras sociales las familias deben recurrir a los amparos. Me parece interesante plantear que más que el traslado a geriátricos, sería bueno pensar un sistema de asistentes domiciliarios, porque el adulto mayor sufre mucho. Hay municipios, por ejemplo, que tienen instituciones para personas mayores. Pero se podría plantear que los programas de viviendas tengan un porcentaje para el adulto mayor. En Capital Federal existe, pero no se aplica. Se podría plantear un plan para que los adultos mayores tengan en dónde vivir, pero en comodato; para evitar que los familiares se queden como sucedió cuando el Pami construía viviendas.
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