Durante el recital de este fin de semana de “Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado” en la ciudad de La Plata, una bandera ondeรณ a lo largo de todo el show, capturando la atenciรณn de los asistentes y generando identificaciรณn de muchos de los histรณricos “ricoteros”. La pancarta, con la leyenda โMilei gil otarioโ, no es la primera vez que aparece y no solo dirigรญa un insulto hacia el excรฉntrico presidente Javier Milei, sino que tambiรฉn evocaba una tradiciรณn argentina, la de “desangelar” a sus lรญderes a travรฉs de apodos denigrantes.
La prรกctica de descalificar a los lรญderes polรญticos mediante apodos no es nueva, sobre todo en nuestro paรญs. Esta forma de desacreditaciรณn refleja tanto el descontento popular como una estrategia para desmitificar y “bajar a la tierra” a figuras que, en ocasiones, parecen inalcanzables.
El nuevo apodo de Javier Milei que ya es bandera
EL APODO COMO ARIETE
Asรญ ocurriรณ con Mauricio Macri, apodado “Gato”, un tรฉrmino que en el norte argentino, especรญficamente en Jujuy, significa ladrรณn o “chorro”. Este seudรณnimo se convirtiรณ en un sรญmbolo del descontento hacia su gestiรณn y sus polรญticas econรณmicas.
Cristina Fernรกndez de Kirchner, no escapรณ a esta dinรกmica. Apodada โLa Yeguaโ, un tรฉrmino cargado de connotaciones misรณginas y despectivas, Kirchner enfrentรณ una campaรฑa de descrรฉdito que intentรณ socavar su imagen pรบblica, aunque debe reconocerse que sucediรณ mรกs desde el รกmbito mediรกtico y de redes que en eventos multitudinarios.
Arturo Humberto Illia, presidente de la dรฉcada de 1960, fue conocido como โLa Tortuga”, un apodo que ridiculizaba su ritmo de trabajo y su estilo pausado de gobernar, desvalorizando sus logros y su integridad. Tambiรฉn el origen era mรกs de los medios de comunicaciรณn que de las tribunas populares, aunque como todo, termina permeando.
EL “GIL OTARIO” A JAVIER MILEI ES PEOR QUE DECIRLE CHORRO
El caso de Milei, con la bandera que lo tacha de โGil Otarioโ, se inserta en esta tradiciรณn de desangelamiento, pero tambiรฉn aรฑade capas de significado especรญfico a travรฉs del lunfardo, el argot urbano porteรฑo.
En el tango y en la jerga callejera, โGilโ es el ingenuo, el que carece de astucia y malicia, el fรกcil de engaรฑar. โOtarioโ refuerza esta nociรณn, refiriรฉndose al que es aรบn mรกs tonto, el que no tiene la astucia necesaria para desenvolverse en el mundo real.
Juntos, โgil otarioโ constituye una sentencia demoledora: Milei es percibido como alguien que, a pesar de su retรณrica agresiva y sus ideas disruptivas, carece de la calle y del sentido comรบn que el lunfardo eleva como virtudes esenciales.
Histรณricamente, ser tildado de โgil otarioโ en la mรบsica ciudadana del Rรญo de La Plata, y en la cultura popular argentina, era una marca de ridรญculo y desprecio.
El tango, con su lirismo melancรณlico y su narrativa urbana, retrataba al โgilโ como el pobre diablo, el crรฉdulo que siempre sale perdiendo en la dura realidad de la vida. En el contexto polรญtico, esta descalificaciรณn no solo apunta a la capacidad o integridad del lรญder, sino tambiรฉn a su autenticidad y conexiรณn con el pueblo.
TRADICIรN Y ESTIGMA INDELEBLE
La pancarta en el recital de ‘Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado’, antes en conciertos masivos como el de Divididos o La Renga no es un mero insulto. Es una expresiรณn de rechazo y desconfianza hacia Milei, un reflejo del temor y la frustraciรณn de un sector de la sociedad que ve en รฉl a un charlatรกn mรกs que a un salvador.
Este desangelamiento a travรฉs de apodos encapsula una crรญtica profunda: la percepciรณn de que Milei, con su discurso incendiario y su apariencia de outsider, no es mรกs que otro โgil otarioโ en la arena polรญtica argentina, desconectado de las verdaderas necesidades y realidades del pueblo.
Es entonces cuando la desangelaciรณn de los lรญderes polรญticos a travรฉs de apodos despectivos se revela como un mecanismo de defensa colectiva, un modo de enfrentar la desilusiรณn y el desencanto.
La bandera contra Milei es la รบltima manifestaciรณn de una tradiciรณn que, desde la tortuga Illia hasta el gato Macri, pasando por la yegua Kirchner, definen la relaciรณn entre el pueblo y sus gobernantes, subrayando que en la polรญtica, como en la vida, el sentido comรบn y la astucia siguen siendo virtudes invaluables.
Para la cultura popular argentina, siempre es preferible ser un malvado a ser un pelotudo.