A veces el viento del sur no solamente lleva frío en Tierra del Fuego. Esta vez trae consigo un escándalo que resuena en los pasillos del poder fueguino y pone en jaque el discurso de austeridad del oficialismo libertario a días de las elecciones. Santiago Pauli, diputado nacional por La Libertad Avanza (LLA), quedó en el peor lugar posible después de la filtración de audios donde —según diversas publicaciones— negocia el desvío de fondos públicos destinados a empleados legislativos para cubrir gastos partidarios.
Las grabaciones que cambiaron el clima político
Los audios, difundidos por medios locales como Sur54 y replicados por portales nacionales como Ámbito Financiero y Página/12, o Bardeo News, dan cuenta de conversaciones en las que Pauli rechaza la idea de financiar actividades del partido con eventos o colectas.
En su lugar propone usar los fondos del ítem “desarraigo”, un plus salarial que perciben empleados de la Legislatura por residir o trasladarse entre ciudades de la provincia.
“Prefiero darlos de baja y poner a alguien que me pase el cien por ciento del desarraigo”, se escucha decir en uno de los fragmentos en que se oye la voz del legislador. La frase detonó una ola de críticas tanto dentro como fuera de su espacio político.
Según las crónicas, las conversaciones se habrían dado con un puntero local, identificado como “Rolo”, y apuntarían a direccionar recursos públicos para solventar gastos del partido. El monto del beneficio cuestionado ascendería a unos 500.000 pesos mensuales por empleado.
Entre la retórica anticasta y la práctica opaca
El impacto político es mayúsculo. La Libertad Avanza, que construyó su identidad sobre la denuncia de la existencia de una “casta” y la promesa de transparencia, enfrenta una contradicción incómoda más. Ahora también Pauli, uno de sus referentes más visibles en el extremo sur del país, aparece en el centro de una trama que combina viejas prácticas de clientelismo con un uso presuntamente irregular de fondos del Estado.
Mientras los libertarios insisten en recortar el gasto público, la sospecha de que un diputado de su propia fuerza habría usado partidas oficiales para mantener la estructura partidaria erosiona el relato.
La oposición provincial exige una investigación formal y la presentación de los audios completos ante la Justicia. Hasta el momento, ni Pauli ni el bloque libertario ofrecieron una defensa pública sólida.
El peso simbólico del “desarraigo”
El caso toca un punto sensible en Tierra del Fuego. El plus por “desarraigo” nació para compensar la distancia entre las ciudades fueguinas (básicamente Ushuaia y Río Grande) y el aislamiento geográfico del territorio más austral del país. Convertir ese beneficio en una caja partidaria —como sugieren los audios— sería desvirtuar su razón de ser.
La indignación local crece. En Ushuaia, Río Grande y Tolhuin, vecinos y empleados públicos expresaron su rechazo en redes sociales. “Mientras nos hablan de sacrificio, usan nuestros impuestos para pagar la política”, escribió un usuario fueguino en X, reflejando un sentimiento generalizado.
La tormenta judicial que se avecina
Juristas consultados por la prensa anticipan que, si se comprueba el desvío de fondos, podrían configurarse delitos de malversación, peculado o administración fraudulenta.
No hay todavía una causa judicial abierta ni imputaciones formales, pero la presión pública crece y se esperan actuaciones de la Fiscalía fueguina en los próximos días.
El caso también impacta a nivel nacional. Desde Buenos Aires, figuras del oficialismo intentan despegarse del diputado, mientras analistas señalan el riesgo reputacional que implica para un movimiento que hizo de la ética fiscal su bandera.
El espejo del poder
Más allá de su desenlace, el episodio de Santiago Pauli funciona como uno más de los espejos incómodos para el oficialismo libertario.
Es que otra vez tras los escándalos Libra, Andis, Spagnuolo y Espert, quedan expuestas las diferencias entre el discurso moralizador de “honestismo” y las dinámicas reales de la política argentina, donde los fondos públicos, las contrataciones y los beneficios administrativos siguen siendo terreno fértil para la opacidad, en todos los espacios, inclusive los que se autoperciben transparentes.
En la provincia más al sur del país, donde el frío suele congelar las noticias nacionales, este nuevo escándalo libertario vuelve a poner a Tierra del Fuego descongelando el mapa, al calor de “antiguos y novedosos” métodos de solventar la política.