Mientras el oficialismo insiste en que “no hay plata” y celebra haber ejecutado “el ajuste más grande de la historia”, la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) volvió a quedar al margen de la austeridad. En un contexto de recortes drásticos en áreas sensibles como salud, educación y programas sociales, el Gobierno nacional aprobó por cuarta vez en el año una ampliación presupuestaria para el organismo, esta vez por $26.117.900.000, a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia publicado en el Boletín Oficial.
El refuerzo tuvo un fuerte impacto político no solo por su magnitud, sino también por la situación fiscal que atraviesa el país. El Presidente Javier Milei vetó en los últimos meses la Ley de Emergencia en Discapacidad, la Ley de Financiamiento Universitario, la Ley de Emergencia en Pediatría, el aumento para jubilaciones y la continuidad de la moratoria previsional. Pero, para inteligencia, los fondos volvieron a aparecer.
Según fuentes del Poder Ejecutivo, casi $20 mil millones se destinarán al pago de salarios. La SIDE llegó a diciembre con las partidas agotadas debido a que el Estado opera con el presupuesto prorrogado de 2024, sin nuevas asignaciones desde 2022. Desde la Casa Rosada evitaron un costo político mayor al aclarar: “No es un aumento técnicamente: el presupuesto prorrogado alcanzó hasta ahora y hubo que ampliarlo”.
Los gastos que despertaron polémica
La publicación del DNU reactivó un debate que parece no tener fin: el de los gastos reservados y la transparencia en el sistema de inteligencia. La controversia creció tras los posteos del exdiputado Alejandro “Topo” Rodríguez, quien señaló en X (ex Twitter) la existencia de “350 millones de pesos para cubiertas, 300 millones de pesos para prendas de vestir y 40 millones de pesos para utensilios de cocina y comedor” en la ampliación presupuestaria. Sus mensajes generaron rápida viralización y alimentaron la discusión pública.
Aunque esas categorías figuran en el texto oficial, fuentes de la SIDE insistieron en que se trata de nomencladores administrativos amplios, usados por todo el Estado, y que no necesariamente representan compras literales. “En ‘utensilios de cocina’ se pueden registrar hornos, equipamiento industrial o maquinaria para bases operativas del interior, no solo platos o cubiertos”, explicaron. Lo mismo ocurre con las “cubiertas”, donde se incluyen gastos de mantenimiento general de la flota vehicular.
Aun así, el malestar continuó. El Gobierno defendió la medida señalando que la SIDE es “uno de los tantos organismos del Estado que se quedó sin fondos”, según consignó La Nación. Pero la discusión trascendió la administración interna: esta ampliación es la cuarta del año, y las partidas reservadas ya superan los $100 mil millones, en un contexto de fuerte restricción fiscal para el resto del sector público.
Conflictos internos y un organismo en tensión
El refuerzo llega en uno de los momentos más delicados para la estructura de inteligencia. La conducción de Sergio Neiffert, bajo la tutela política de Santiago Caputo, enfrenta un clima interno complejo. En los últimos meses, una fuerte discusión entre Neiffert y su subsecretario, José Lago Rodríguez, se filtró a los medios y expuso tensiones que la Casa Rosada intentó minimizar.
A esto se suma una investigación de la División de Asuntos Internos sobre el viaje que Lago Rodríguez realizó en septiembre a Azerbaiyán junto con el director del Servicio de Inteligencia Argentino (SIA), Alejandro Colombo. Según publicó el portal Sección País, ambos habrían viajado con fondos reservados bajo el argumento de participar en un foro internacional, aunque la sospecha es que asistieron como espectadores a una carrera de Fórmula 1 en la que compitió Franco Colapinto. No hubo declaraciones oficiales y el sumario continúa.
La expansión del presupuesto secreto
El incremento de fondos para la SIDE no es un caso aislado. En 2024, el Congreso rechazó un intento del Gobierno para incorporar $100.000 millones destinados a gastos reservados, pero aun así las partidas crecieron durante todo 2025. Hoy, los fondos secretos representan el 17% de la estructura del organismo y registran un aumento acumulado del 254% en lo que va del año.
El proyecto de Presupuesto 2026 profundiza esa tendencia: prevé $97.135 millones para inteligencia, un crecimiento del 20,1% respecto a este año, y un salto del 42% en gastos no justificables. Para especialistas del área, este esquema no resuelve los problemas estructurales del sistema: la falta de profesionalización, la rotación permanente de personal y la ausencia de una planificación estratégica.
El refuerzo de más de $26 mil millones reinstaló a la SIDE en la primera línea del debate político: ¿cuáles son las prioridades del Gobierno libertario en un año de ajuste profundo? ¿Cómo se controlan los recursos de inteligencia en un contexto de opacidad histórica? ¿Cuál es el límite entre la seguridad nacional y el gasto discrecional?
Mientras las respuestas permanecen abiertas, el organismo de inteligencia más importante del país cierra el año con un presupuesto ampliado, un frente interno convulsionado y la mirada pública cada vez más enfocada en sus movimientos.

