Es así: en La Matanza no pasa nada. Se pueden inundar sus localidades y no pasa nada. Pueden robar, violar y matar y no pasa nada. Pueden confirmar el procesamiento del intendente, en una causa por abuso sexual y desobediencia, y no pasa nada. Lo importante, la prioridad de la política, es mantener el distrito unido, es ponerle un candado a 1.2 millones de votos.
Y poco (o nada) más.
Hace dos semanas, la Cámara del Crimen confirmó el procesamiento de Fernando Espinoza, que quedó a tiro del juicio oral por el presunto abuso sexual de Melody Rukaukas, una joven que fungió como secretaria privada durante al menos dos semanas, en negro, sin registro.
Este cronista acudió a numerosas fuentes para consultar por las repercusiones políticas del caso. La respuesta fue ninguna, nada.
Una conspiración de éxito rotundo
El escándalo fue contenido. Desde Axel Kicillof hasta opositores como Toty Flores evitaron un pronunciamiento contra el intendente. En los pasillos de la política flota la certeza de que todo surge de una conspiración política contra el capo matancero, heredero político de Alberto Balestrini.
“Le pusieron la sábana, la almohada, los acolchados, todo… y él se acostó”. La reflexión surge de un dirigente peronista que no se lleva bien con Espinoza, pero se puede oír, de izquierda a derecha, en todo el espectro político matancero. El propio alcalde lo denunció en la justicia, que por ahora no contempla sus argumentos.
El Asesor Letrado del Municipio le dijo al juez Sebastián Casanello y a la fiscal Paloma Ochoa que Rukauskas habría extraído “18 mil archivos de la oficina privada del intendente”. También observaron los “gastos que representaron los viajes y el estilo de vida que muestra en sus redes sociales desde 2021 hasta la actualidad, y que según la propia denunciada, no tenía cómo afrontar porque no tenía ingresos”.
Si la conspiración es cierta hay que preguntarse quién mandó a Melody. ¿Hubo fuego amigo? Hay sospechas.
Delito privado y debate público
En el Concejo Deliberante hubo un tibio intento por forzar una licencia de parte de Espinoza, o incluso la destitución. El concejal PRO Eduardo “Lalo” Creus lo motorizó, pero se quedó sin nafta.
En el Legislativo local también hay mar de fondo. Gabriel Aranda, presidente de Laferrere y dirigente cercano a Patricia Cubría, fue detenido en el marco de una causa que involucra barrabravas y narcotráfico. ¿Están conectados el episodio Espinoza y la detención de Aranda? El edil peronista ya goza de libertad.
Lo cierto es que no hay demasiadas herramientas para proceder políticamente contra Espinoza. Al tratarse de una acción penal privada, queda fuera de las posibles causales de destitución que prescribe la Ley Orgánica de las Municipalidades.
La Plata tampoco puede accionar: la intervención del Gobierno provincial a una comuna no está contemplada en la constitución bonaerense.
Si no es Fernando Espinoza, ¿quién?
Fernando Espinoza podría quedar en otra situación si recibiera una condena judicial en una o más instancias. Llegar a esa meta tomaría su tiempo. Las hojas del calendario corren también en el plano electoral. ¿Podrá Espinoza presentarse como candidato? ¿Deberá precalentar la vicegobernadora Verónica Magario? En los cuarteles generales del peronismo aseguran que no quiere ser candidata.
¿Será entonces la oportunidad de Liliana Yambrún? La actual concejal y ex diputada nacional maneja los hilos de la Municipalidad desde hace décadas. Custodia todos los secretos desde sus tiempos de Secretaria Privada de la Muni. Su fidelidad y su capacidad son cosa probada. Haría falta instalarla políticamente y blindarla para la carnicería interna.
La Matanza tiene su propia lógica política. Es rústica, es de hierro. Espinoza acumula 15 años como intendente y viene de ganar con el 53 por ciento de los votos. En medio de una debacle peronista, le sacó 100 mil a la suma del PRO y los Libertarios. Sus principales adversarios políticos trabajan con resignación: “Acá nadie habla del abuso. Si se vuelve a presentar, gana. Y creo que se va a volver a presentar”, admiten.
Breve digresión: en La Matanza nadie habla del espinozagate porque las preocupaciones son otras: la inflación, el desempleo, el industricidio en ciernes. Es la Capital Nacional del Calzado y tembló con la decisión de abrir las importaciones del rubro por parte del gobierno de Javier Milei.
Hay otro detalle: Espinoza estaría impedido de presentarse porque sería su segunda reelección consecutiva. Claro que esos límites empiezan a ser discutidos y podrían caer en cualquier momento. El camino quedaría allanado para que en La Matanza, otra vez, no pase nada.

