A contramano del discurso oficial que promete competitividad y un boom turístico tras la desregulación, los números muestran otra realidad: la política económica del gobierno de Javier Milei está golpeando fuerte al sector. Con un dólar intervenido y contenido, aunque desde Casa Rosada lo nieguen, viajar al exterior resulta cada vez más atractivo para quienes tienen ahorros, mientras destinos locales que dependen del turismo sienten el impacto del ajuste.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en septiembre el ingreso de turistas a la Argentina se desplomó 18,9% respecto del mismo mes del año anterior. En total, llegaron 642.400 visitantes no residentes, de los cuales 374.800 fueron turistas y 267.600 excursionistas. La caída se da en un contexto donde el país intenta posicionarse como destino competitivo, pero enfrenta precios internos altos y un turismo regional que se retrae.
El informe detalla que el 68,7% del turismo receptivo provino de países limítrofes. Entre ellos, Brasil aportó el 24,8% de los visitantes, seguido por Uruguay (18,7%) y Chile (13,5%). La mayoría, el 50,3%, arribó por vía aérea, mientras que un 37,7% lo hizo por tierra y un 12% por la vía fluvial o marítima.
En contraste, las salidas de residentes argentinos crecieron 21,8%. Durante septiembre viajaron al exterior 1.204.600 personas: 706.400 turistas y 498.100 excursionistas. El 65,1% eligió países limítrofes, principalmente Brasil (22%) y Chile (17,5%), donde los precios dolarizados, y en muchos casos más bajos que en destinos nacionales, siguen siendo un fuerte imán. Más de la mitad de los viajeros, el 54,7%, lo hizo en avión.

El saldo turístico, nuevamente negativo, cerró el mes con 562.200 viajeros más saliendo que entrando al país, compuesto por 331.700 turistas y 230.500 excursionistas. En la vía aérea internacional, el resultado también fue desfavorable, con un saldo negativo de 197.700 personas.
El movimiento aéreo refleja la tendencia: los arribos por esta vía cayeron 6,7% interanual, con 188.400 turistas no residentes. En sentido contrario, las salidas aumentaron 28,1%, alcanzando 386.100.
Mientras el Gobierno insiste en que la desregulación traerá mayor competitividad, los datos sugieren otra cosa: el turismo emisivo crece, el receptivo cae y los destinos argentinos, sobre todo aquellos alejados de los grandes centros urbanos, enfrentan un panorama incierto en plena temporada alta.

