Halloween, la famosa Noche de Brujas, tiene un origen que combina tradiciones cristianas y paganas. María Inés Palleiro, doctora en Filosofía y Letras de la UBA y especialista en cultura popular, en diálogo con LA CIELO explica que esta celebración internacional tiene un fuerte componente comercial, aunque mantiene un vínculo con prácticas culturales profundas:
“Halloween, es una transformación fonética de All Saints Day, del Día de Todos los Santos, que después sigue el Día de los Muertos que es mañana”.
Y en esa línea explica que “en otra cultura se instaura toda esta fiesta de Halloween, que para nosotros los folkloristas entra en una categoría de la que hablan Dorso y Regina Bendix llaman ‘fake lore’, el folklore mercantilizado con fines de lucro.”
La experta explica que muchas de estas celebraciones internacionales mantienen un componente comercial importante, pero detrás de ello siempre hay prácticas culturales que conectan con la identidad y la memoria colectiva.
“En cada contexto local asume distintas formas, como en México, toda la fiesta de las catrinas, que es una celebración de la identidad de alguna manera.”
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Tradiciones argentinas y culto a los muertos
La doctora en Filosofía y Letras destaca que “el folklore es universal porque está en todos lados, porque como lo explicaba Jung en los estudios de psicología profunda, hay arquetipos de inconsciente colectivo que surgen distintas culturas, pero con una variación propia que te da la identidad. Entonces vas a encontrar siempre algo que enganche con lo tuyo”.
En ese marco, la experta en cultura popular establece un paralelismo con la celebración de la Pachamama: “El culto a la tierra es una cosa ancestral que viene desde tiempos inmemoriales, sin embargo, el culto a la madre tierra y la manera de celebrarlo en Argentina es nuestra. Con lo nuestro mediado por las culturas de migración, pero en otras culturas también encontrás el culto la tierra”.
Palleiro destaca que en Argentina existen manifestaciones autóctonas del culto a los muertos, especialmente en el noroeste del país:
“En el noroeste el culto a los muertos se conmemora yendo al cementerio, se arman altares donde se le pone al muerto todos los objetos que lo identifican, en algunos se pone como una escalera para que suban a un nivel superior”, explica la experta.
“colegas y alumnos míos trabajaron muchísimo con esta celebración en el cementerio de Flores de con comunidades migrantes bolivianas”.
Sobre este caso en particular, Palleiro relata que “llevan alimentos para los muertos” durante la noche del 31, ya que al día siguiente, el 1 de noviembre es “el día que los muertos bajan, su espíritu y se comunican con los vivos, y es una manera de mantener una cuestión identitaria”. Asimismo aseguró que quienes se acerquen al cementerio de Flores durante esta celebración podrán comprobarlo.
Estas prácticas muestran que las creencias no solo sobreviven, sino que se adaptan a las nuevas generaciones, manteniendo viva la memoria de los ancestros y la identidad cultural.

Peregrinaciones y celebraciones identitarias
Otro ejemplo de tradición local es la Peregrinación a Luján, que Palleiro señala como un ritual que combina elementos espirituales, sociales y culturales:
“Cuando la gente lo reconoce como algo propio que lo define y vas a celebrar quién sos, tal como pasa con la peregrinación a Luján, la Virgen Argentina. Ahí tenés un lindo ejemplo, porque tenés algo universal.”
“Algunos peregrinan por una cuestión espiritual, otros peregrinan como el Camino de Santiago, otros por una cuestión deportiva, y otros porque no saben por qué cuernos, pero lo hacen porque quieren estar ahí con un amigo o amiga, probar su capacidad de resistencia. O sea, tenés toda una mezcla”, señala Palleiro.
Estas experiencias muestran cómo las festividades no solo se centran en lo religioso, sino que también funcionan como espacio de identidad y cohesión social, adaptándose a contextos locales y a diferentes generaciones.

María Inés Palleiro concluye que, aunque muchas celebraciones como Halloween tienen un componente comercial, las raíces culturales y las prácticas autóctonas siguen vigentes en Argentina. Desde los altares de muertos en el noroeste hasta la Peregrinación a Luján, las festividades conservan un vínculo con la identidad, la memoria y la comunidad, mostrando que las leyendas y mitos nacionales siguen presentes y se transforman con el tiempo.

