Calificado como “una propuesta de justicia tributaria”, el sindicalismo busca avanzar en la Cámara de Diputados de la Nación con su propio proyecto de Impuesto a las Ganancias, con guiño a los gobernadores y en rechazo a la propuesta que se filtró del Gobierno nacional, que busca poner un piso de 1,5 millones de pesos para cobrarlo.
“Javier Milei ganó las elecciones prometiendo que jamás iba a aumentar un impuesto. Sin embargo, apremiado porque el equilibrio fiscal alcanzado en el primer bimestre pende de un hilo debido al derrumbe de la recaudación que generó la brutal recesión autoinfligida, ahora amenaza a los trabajadores con volver a cobrarles el Impuesto a las Ganancias sobre un salario extremadamente deteriorado por la inflación y el ajuste”, señalaron.
Se trata de una iniciativa que presentó el diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires, Hugo Yasky (dirigente de la CTA), quien señaló que el Gobierno libertario “a la vez que retiene fondos que les corresponden a las provincias ahogando sus finanzas, extorsiona a los gobernadores ofreciéndoles reponer este impuesto cuya eliminación él mismo votó cuando era diputado”.
“La justicia tributaria implica que los sectores de mayor capacidad contributiva deben ser quienes realicen los mayores aportes. ¿Es el salario de los trabajadores a donde vamos a ir a buscar recursos en este contexto apremiante?“, cuestionó.
Uno por uno, los puntos del sindicalismo para el nuevo Impuesto a las Ganacias
En concreto, la propuesta de Unión por la Patria señala que “es posible ampliar la recaudación sin caer en el recurso fácil de pescar en la pecera de los asalariados” y para ello, “es necesario afectar al muy pequeño conjunto de empresas que concentran la mayor parte de las ganancias” a través de tres modificaciones.
Esas modificaciones son:
- Desdoblar el escalón más alto de la escala para diferenciar al pequeño conjunto de empresas de la punta de la pirámide de ganancias, y aumentarles, sólo a éstas, 5 puntos la alícuota, es decir, pasar de 35 a 40. Ello alcanzaría sólo al 1 por ciento de las grandes empresas comprendidas por el tributo, que concentran la mitad de las ganancias de la economía argentina.
- Incrementar la alícuota de ganancias para la repartición de dividendos al 10 por ciento, retrotrayéndola a los niveles que tenía en 2015. Actualmente es del 7 por ciento, la mitad de lo que promedian los países de la OCDE.
- Establecimiento de un impuesto mínimo del 15 por ciento (dentro del régimen de Ganancias). Su aplicación tiene como objetivo central poder alcanzar a empresas multinacionales que logran pagar tasas efectivas muy bajas gracias a las maniobras de elusión fiscal internacional lo que reduce significativamente la ganancia sujeta a imposición en Argentina.