El fútbol argentino está lleno de historias y anécdotas que lo hacen único y apasionante. Una de ellas es la del club Victoriano Arenas, que hoy celebra su 96° aniversario con una particularidad que lo distingue de todos los demás: su cancha tiene quizás la historia más rara del país y una de las más extrañas del mundo. Está en un territorio geográficamente ubicado en la Provincia de Buenos Aires pero administrativamente depende de CABA.
¿Qué tiene de especial la cancha de Victoriano Arenas? Su ubicación geográfica.
El estadio Saturnino Moure se encuentra en una isla formada por una curva del Río Matanza – Riachuelo, que separa a la ciudad de la provincia de Buenos Aires.
El terreno está rodeado por el agua del río, excepto por un puente ferroviario que lo conecta con la ciudad y una angosta franja de tierra que lo une con la localidad de Piñeyro, en el partido bonaerense de Avellaneda. Por eso, la cancha es conocida como “La Isla del CAVA“.
Pero eso no es todo. La cancha de Victoriano Arenas también tiene la singularidad de pertenecer a dos jurisdicciones al mismo tiempo: una geográfica y otra administrativa. Aunque el terreno está situado en la provincia de Buenos Aires, el club está registrado en la ciudad de Buenos Aires, como parte del barrio de Barracas. ¿Cómo se explica esto?
La respuesta se remonta a principios del siglo pasado, cuando se proyectó la rectificación del río Matanza – Riachuelo para evitar las inundaciones y mejorar la navegación. La obra se realizó hasta el Puente Alsina, pero no se pudo completar entre este y el Puente Pueyrredón, debido a los numerosos puentes ferroviarios que cruzan el río. Así, el meandro de Brian, donde se encuentra la cancha de Victoriano Arenas, conservó su forma original. (meandro se define como cada una de las curvas que describe el curso de un río).
Los límites entre la ciudad y la provincia de Buenos Aires se establecieron en esta zona según la proyección de la rectificación del río, que nunca se concretó. Por eso, el terreno donde se levanta el estadio quedó del lado de la ciudad de Buenos Aires, aunque geográficamente esté en la provincia.
Esta curiosa situación se puede apreciar mejor en el plano del terreno en el catastro oficial de la ciudad de Buenos Aires, donde se ven unas líneas punteadas que indican el cauce que debería haber tenido el río si se hubiera rectificado. También se lee la leyenda “Antiguo cauce Riachuelo“, que en realidad nunca lo fue, ya que el río sigue su curso natural.
De esta manera, la cancha de Victoriano Arenas se convierte en el único estadio que tiene dos identidades: una geográfica y otra administrativa. Un caso único en el fútbol argentino y mundial, que le da al club un sello distintivo y una historia para contar.