El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que en junio una familia tipo necesitó ingresos por al menos $1.128.398 para no ser considerada pobre y $506.008 para no caer en la indigencia. Estos valores surgen de la Canasta Básica Total (CBT) y la Canasta Básica Alimentaria (CBA), respectivamente, que en ambos casos volvieron a mostrar subas.
La variación mensual de la CBA fue del 1,1%, mientras que la CBT aumentó un 1,6% respecto a mayo. En términos interanuales, las subas fueron de 28,7% para la canasta alimentaria y 29,2% para la canasta total, todavía por debajo de la inflación general, que en el mismo período alcanzó el 39,4%.
Además, el Indec detalló que un hogar de tres personas necesitó $898.336 para no ser pobre y $402.841 para no caer en la indigencia, mientras que una familia de cinco integrantes requirió $1.186.826 y $532.209, respectivamente.
Aunque las cifras reflejan un incremento leve respecto al mes anterior, se trata del aumento mensual más alto desde marzo, cuando la CBA había trepado un 5,9% y la CBT un 4%. En ese contexto, el alza de junio quedó atada a la evolución general de los precios, que también subieron un 1,6% según el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Lo que más aumentó
Dentro del informe de inflación, la división con mayores aumentos fue Educación (3,7%), seguida por Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (3,4%), impulsada por subas en alquileres y expensas. Esta última fue, además, la que tuvo mayor incidencia en varias regiones, como el GBA, la Pampeana, el Noreste y la Patagonia.
En contrapartida, los rubros que menos subieron fueron Alimentos y bebidas no alcohólicas (0,6%) y Prendas de vestir y calzado (0,5%). A pesar de esa desaceleración, algunos productos puntuales sí registraron subas importantes: aceites, grasas y manteca aumentaron un 4%, leche y derivados un 2,1%, y el café, té y yerba un 2,5%.
Con estos datos, las canastas básicas siguen reflejando el delicado equilibrio que deben hacer las familias para cubrir necesidades mínimas. Aunque la inflación general muestra una desaceleración, los ingresos todavía corren detrás de los precios, y eso se hace sentir con fuerza en los hogares más vulnerables.